DURANTE gran parte del siglo XX, el mundo estuvo dividido en dos polos: uno occidental, liderado por Estados Unidos, y otro guiado por la Unión Soviética. Sin embargo, tras la disolución de la URSS, observamos por primera vez la aparición del unipolarismo: el poderío de EE.UU. era tan superior al de sus pares, que nadie ni nada podía desafiarlo. La hegemonía norteamericana sustituyó a la URSS por el terrorismo internacional como gran enemigo. Hoy, el terrorismo no ocupa ya el primer lugar y una nueva guerra fría parece regresar. 

Ahora, más de 30 años después de la caída de la URSS, Estados Unidos comienza a preocuparse, ya que su dominio neoliberal está claramente en riesgo por el accionar de otras potencias, como China y Rusia, lo que ha provocado que una parte del mundo continúa alineada detrás de Washington, otro gran sector se le opone. 

Una parte de la oposición forma parte del bloque BRICS que tras la llegada a la presidencia de Brasil de Lula da Silva ha reanimado la actividad de esta alianza de países emergentes como son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, bloque al que se proponen ingresar Venezuela, México y Corea del Sur. La idea de este bloque de países que según expertos podría ejercer liderazgo en la economía global, hacia 2050, fue obra del economista inglés Jim O’Neill que lanzó la propuesta en 2001. 

Es interesante hacer notar que algunos países del bloque BRICS, compran a China su propuesta de socialismo moderno adaptado al siglo XXI, cuyo nervio político es el partido comunista controlando todo el poder. El nuevo socialismo chino se aleja del comunismo viejuno y fomenta el “hazte rico”, emparentado ideológicamente a un capitalismo calvinista que gira en torno a un partido único. Esta acogida del capitalismo es la palanca ideológica que ha levantado ciudades modernas, poderosas, en un tiempo récord. En muchos aspectos China ha pasado de nada a todo. Su poder es tal que Pekín ha comprado el 25% del puerto de Hamburgo, forjando una nueva ruta de la seda.

Los integrantes del BRICS son países que tienen características similares y que disponen de la capacidad necesaria para convertirse en potencias económicas a nivel mundial. Por eso las cinco naciones fundadoras decidieron aliarse y colaborar entre sí con este objetivo en común. China se abre camino sumando victorias de desarrollo sobre Estados Unidos. La jornada laboral de nueve de la mañana a nueve de la noche, seis días a la semana, es uno de los secretos de la mayor fábrica del mundo.

Los miembros del BRICS cuentan con poblaciones muy grandes y territorios extensos, dos particularidades que les confiere un gran potencial. En los últimos años, además, han logrado un importante desarrollo de su PIB (Producto Interno Bruto) y de su intervención en el comercio internacional. 

El BRICS supone el 43% de lo que es la población mundial. Mueve lo que viene a ser en torno al 20% de la inversión a nivel mundial. Los estudiosos a nivel económico vienen a indicar que los BRICS se encuentran desplazando, en cierta medida, lo que es el papel tanto de Estados Unidos como de Europa con respecto al poder mundial. Parece ser que entre los proyectos que tiene entre manos estaría la puesta en marcha de un mecanismo de reserva de monedas extranjeras, así como de un banco propio de los BRICS. Precisamente, la decisión de cuál sería la sede del banco fue motivo, en 2014, de un pulso entre China e India. Al final la sede bancaria quedó establecida en Shanghái, el centro neurálgico de negocios de China. China también logró la mayor participación. Al parecer es inevitable que los chinos dominen el nuevo banco. Los chinos no se involucran en estas empresas a menos que vayan a tener, sino el control total, una influencia significativa.

Las principales funciones que lleva a cabo la alianza se refieren a cooperación multisectorial, coordinación a nivel político y cooperación económico-financiera. Es decir, estos son los ámbitos en los que está más centrado el grupo en estos momentos.

Naturalmente, la Rusia de Putin está encantada con un bloque crítico hacia los Estados Unidos y la Unión Europea si se propone seguir una política independiente. China ha señalado la expansión de la OTAN en Europa del Este como responsable de la guerra. El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, también ha seguido esa narrativa. India no ha condenado la invasión y está comprando cantidades récords de barriles de crudo ruso. Y el brasileño Lula da Silva, se aleja paulatinamente de la lógica de la guerra y desarrolla una diplomacia activa en favor de una negociación para alcanzar la paz. Lula responde a quienes le aseguran que hoy por hoy la negociación es un callejón sin salida que para saber si es o no posible hay que intentarlo. Es el único modo de saberlo, afirma.  

Los países BRICS están convencidos de que el mundo necesita que los gobiernos impulsen una dirección positiva hacia la formación de un sistema multipolar de relaciones intergubernamentales. Las naciones BRICS ya cuentan con el apoyo de muchos estados asiáticos, africanos y latinoamericanos que se esfuerzan por contribuir al final de una hegemonía norteamericana.

China, lidera de facto los BRICS, siendo el principal motor del crecimiento en el mundo. Ocurre que la emergente alianza no puede evitar pequeños choques de intereses en su seno. Así, por ejemplo, ante las masivas importaciones de productos chinos en Brasil, llevó a este país a aumentar las barreras comerciales como modo de proteger sus manifacturas. La alianza es asimétrica, como lo prueba el que la economía china es más grande que la de todos los otros miembros del BRICS combinados y representa la mayor parte del comercio exterior del bloque. La correlación de fuerzas internas permite a China ser un jugador de equipo, por ahora. Mirando a futuro cabe pensar que la hegemonía china se reforzará con nuevas incorporaciones de países bajo su influencia. Hay que recordar que la expansión de la influencia china es silenciosa, avanza con sigilo. 

China sostiene el liderazgo de esta alianza y se apoya en ella para extender a modo de anillos concéntricos su influencia en nuevas regiones del mundo. El BRICS no es visto por ahora como una amenaza para occidente, pero es bien cierto que, en la batalla por el control de nuevas tecnologías, Estados Unidos no sabe cómo frenar a China. Todo apunta a que la brecha entre ambas potencias es cada vez más grande. 

Un detalle. Recientemente Estados Unidos presentó un documento sobre su nueva estrategia de seguridad nacional. Consta de 48 páginas y nombra a Rusia 71 veces y a China 55. Parece claro dónde está el foco de atención de la geopolítica norteamericana. Porque de esto se trata, del orden internacional. En cuyo documento se cita 24 veces. Un estudio indica que China supera a Estados Unidos y al resto de los países en 37 de 44 tecnologías claves para la innovación y el crecimiento en áreas como defensa, la exploración espacial, robótica, biotecnología, tecnología cuántica e inteligencia artificial.

Estados Unidos no sabe cómo parar a China y agita la amenaza de que quiere acabar con nuestro modo de vida. 

Han bastado los últimos ”veinte años para que Estados Unidos agite el peligro de que China y Rusia quieren acabar con “nuestro orden internacional ”. Dicen “nuestro” donde quieren decir el suyo. 

Politólogo especialista en Relaciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo