rkoreka, Beloki y yo publicamos en 2005 un libro de entrevistas titulado Somos Vascos. Una de ellas se la hicimos a Antón Borde Asua, dibujante, aparejador, funcionario del Ayuntamiento de Bilbao, y ayudante del arquitecto municipal Pedro Ispizua. Como todo el personal desafecto al régimen, lo depuraron al caer la Vila en 1937. Durante la guerra fue teniente de zapadores, capitán de la segunda compañía de ingenieros, capitán del Estado Mayor y jefe de la sección de la 49 división del Ejército Norte. Exiliado en Venezuela trabajó en la construcción y en el diseño de plazas y monumentos varios. Pocos saben que el obelisco tan representativo de Caracas en la Plaza Altamira, lo diseñó él.

La entrevista, a sus 98 años, fue una delicia. Comenzamos preguntándole si le habían bautizado con vinagre pues tenía fama de cascarrabias. Se rió con ganas. Y explicó lo del vinagre diciéndonos que era una coraza que se ponía pues al estar destinado en la Sexta Brigada estuvo rodeado de comunistas, socialistas y anarquistas de todo pelo y él era el único del PNV por lo que sacaba su fiereza para defenderse. Había diseñado el título de la revista mensual EUZKADI en Caracas y nos contó algo significativo que tiene que ver con la foto que ilustra este artículo.

"Si no hubiera habido un Comité de No intervención que Francia e Inglaterra llevaron a rajatabla mientras Alemania e Italia suministraban bombarderos y municiones, tanques y cañones a los sublevados, otro gallo nos hubiera cantado. No teníamos ni balas y menos aviones, pero logramos un hito que han de conocer todas las generaciones. Nos iban a derrotar en una semana y lo iban a lograr con Mola bombardeando continuamente diciendo aquello de que si no nos rendíamos arrasaría Bizkaia, apoyados con todo el aparato de la conjunción nazi-fascista-franquista que tenía de todo pero ¡0h sorpresa! tardaron tres meses. Cada palmo fue defendido con mucha sangre y muchos muertos y ese detalle de la guerra se me quedó muy grabado. Cuando fui a Venezuela, con un grupo de gudaris, lo quisimos hacer notar y diseñé un mojón en el Centro Vasco de Caracas que tenía escrita la siguiente frase: "A Bilbao 45 kilómetros". La gente preguntaba qué quería decir aquello. Y les respondíamos que cuando se estabilizó la ofensiva fascista, tardaron en conquistar Bilbao nada menos que noventa días, lo que significaba que solo habían sido capaces de avanzar cuarenta y cinco metros al día, disponiendo ellos de armamento, intendencia y aparato militar, mientras nosotros teníamos solo una fe lejana en la victoria y una moral de lucha tremenda. Cada vez que recuerdo a tantos jóvenes muertos para que aquí no cayera una larga noche de cuarenta años... ¿Violencia dicen? ¡Violencia la de ellos! Si algún día tenemos un Museo Nacional aquel mojón hay que ponerlo para que la gente pregunte.

Preciosa historia llevada a la práctica. Ucrania iba a ser vencida en una semana y sigue ahí luchando, aunque con una ayuda militar que el Gobierno vasco no tuvo. Y esa guerra sigue teniendo actualidad. El presidente Zelenski, cuando intervino en el Congreso de los Diputados comparó la guerra en su país con el bombardeo de Gernika diciendo: "Parece que estamos en abril de 1937". Fue un puntazo. Nos trajo el ayer al hoy y lo dijo en un hemiciclo donde nuestro Grupo, no solo ha reivindicado el cuadro de Picasso, sino solicitar al gobierno español reconocer aquella barbaridad como hizo el presidente alemán Román Herzog.

Tras la alusión de Zelenski quedó demostrado con el debate posterior que sigue habiendo un enorme desconocimiento de aquel hecho así como continúa manteniéndose viva aquella mentira que fueron los propios vascos quienes destruyeron su Villa. Hermann Tertsch tuiteaba: "Era de esperar que Zelenski trajera iconografía soviética habiendo sido educado en la URSS. No se le puede culpar. Peor lo tenemos aquí que tenemos a varias generaciones con esa mentirosa iconografía y mitología soviéticas paridas en democracia". En Telecinco María Jamardo en la tertulia de la tarde decía: "Ni el que bombardeaba era tan malo, ni los bombardeados eran tan buenos". Ante esto, ¿alguien duda de que, a pesar de que se nos pueda criticar de mirar al pasado, no hay que seguir y seguir haciendo pedagogía sobre esta historia manipulada como hacía Antón Borde y sus gudaris con el mojón?

Decía Dulce Chacón: "Somos hijos del silencio de nuestros padres y culpables de la ignorancia de nuestros hijos". Es verdad. La generación de la guerra, ha desaparecido; la de la dictadura, lo hará en pocos años, pero siempre quedarán los miles de Tertsch y Jamardos negándolo todo. ¿Vamos a seguir satisfechos con un minimuseo incompleto como el actual de Gernika que no cumple ni de lejos con las mínimas expectativas en relación a lo que fue aquel banco de pruebas mundial para la destrucción? Recuerdo haber hecho gestiones en el aeropuerto de Cuatro Vientos para que el ayuntamiento de Gernika, con Eduardo Vallejo al frente, comprara un avión Junker, el mismo modelo de los que habían bombardeado la Villa, lo mismo que la erección de un monumento al gudari con todos los batallones escritos en mármol y una llama votiva. No pudo ser. Lo único que el bueno de Eduardo pudo dejar fue la copia en mosaico del Gernika de Picasso que pese a las críticas iniciales es hoy punto de referencia en la visita a la Villa. Del resto, salvo el busto de Steer hay muy poco, pero cuando hasta Zelenski se acuerda de Gernika creo se impone una apuesta en serio que estoy seguro que hasta Europa contribuiría a ella habida cuenta que copia en tapiz del propio cuadro está en la sede de Naciones Unidas y es un grito contra todas las guerras. ¿Por qué dejar en servicios mínimos todo este magnífico patrimonio universal? Recuerdo asimismo que en las Memorias de Clinton se lee cómo la pareja había estado en Gernika en viaje de novios habida cuenta de la fuerza que tiene aquella historia en el reportaje de Steer pero que viendo in situ la población reconstruida y sin referencias mayores les había desengañado por no estar a la altura de las expectativas que se habían creado.

En la primera legislatura del Parlamento Vasco aprobamos el abordar ir creando instituciones comunes tratando de darle mucha importancia a Gernika como lugar simbólico por excelencia. Villa de donde tomaba nombre el propio estatuto y donde se había elegido al primer lehendakari. Desgraciadamente todo fue muy conflictivo en este país tan tribal, comenzando por la ubicación de EITB y siguiendo por las orquestas, palacios de congresos y demás, quedando en el tintero un Museo Nacional Vasco muy moderno, pedagógico y omnicomprensivo. No viene al caso contar por qué no se hizo pero es la gran institución que nos falta. Y no solo como almacén visual de piezas históricas sino como faro proyector y muy activo de ese inmediato pasado tan manipulado. Creo modestamente que va siendo hora se haga ese extraordinario museo nacional vasco como foco de irradiación de cultura, de historia y casi como contestador automático ante manipulaciones como las que vivimos la semana pasada, con un equipo de historiadores siempre presto a puntualizar y poner las cosas en su sitio.

Siempre animo a visitar en Barcelona el Museo de Historia de Catalunya que explica la evolución política, social, económica y cultural desde sus comienzos a la actualidad. Abrió sus puertas en 1996 por decisión del Gobierno de Pujol con el criterio de convertirse en un centro de referencia en la divulgación de la historia y del patrimonio catalán. El museo está ubicado en el único edificio conservado del viejo puerto industrial de Barcelona y si entras allí y no sales cantando Els Segadors, es que has tenido los ojos cerrados, porque está concebido con una mentalidad de ser referencia continua en todo.

En Euzkadi nos falta algo así. Tenemos museos importantes, pero nos falta un Museo Nacional Vasco que cuente con criterio muy pedagógico, por ejemplo, la historia de los siglos XIX y XX que sigue condicionando nuestro día a día. En Berango tenemos el muy meritorio Museo del Cinturón de Hierro, que invito a conocerlo en esta semana de Pascua y que Aitor Miñambres mantiene y amplía con presupuestos mínimos, mucho trabajo vocacional, uñas y dientes, pero necesitamos, como el comer, ese museo Nacional que los catalanes tienen ya desde 1996.

Estuve el martes en la presentación del libro del alemán Ingo Niebel sobre la caza que se organizó para detener y fusilar al lehendakari Aguirre. Es un libro fantástico que todo curioso por la historia y todo abertzale tiene que leer, ojalá en esta semana de Pascua. Ingo nos decía que la puesta en marcha en Gernika el 7 de octubre de 1936 fue la salida al mundo de un pequeño pueblo con lengua propia con sus instituciones e incluso con su ejército y que eso fue extraordinario.

¿Por qué no tenemos un lugar para verlo y para decirle a las nuevas generaciones que, como en Ucrania, pero 85 años antes, ocurrió exactamente lo mismo pero tardaron tres meses, como dice la piedra miliar, en ganar aquella primera batalla? Feliz Aberri Eguna, día de la Patria Vasca. * Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)