INFORMACIÓN, información. Estamos abrumados de información. El debate más influyente relacionado con la misma es su posible veracidad. Sí, indudablemente es malo tener una opinión de la realidad basada en falsedades. No obstante, existe un método muy sencillo para solucionar este problema. Simplemente, consultar una web de un medio de información acreditado. Punto.
Claro que se podrá argumentar aquello de que “los medios están manipulados”. Eso se arregla consultando aquellos que tengan diferentes sensibilidades acerca de la realidad que nos rodea. Si las personas ya tenemos sesgos para identificar la realidad, los medios también los tienen. Y uno de los sesgos más comunes es que todos los seres humanos tendemos a representar el mundo de acuerdo a nuestras ideas y valores. Por esa razón somos más tolerantes con los errores que cometen personas que se nos asemejan. Además, es indudable que los medios tienen intereses económicos. Es famoso el caso de un medio nacional que tras lanzar críticas a instituciones estatales estratégicas recibió como premio una menor publicidad gubernamental. En este contexto, pensemos en las empresas que más a menudo se anuncian. Por supuesto, son poderosas. Eso influye en las críticas que puedan recibir: siempre serán más suaves.
Existen más aspectos de interés relacionados con la información. El principal, vender. Y venden más las noticias malas que las buenas. Es el dicho aquel de que “la noticia no es que el perro muerda al hombre, es que el hombre muerda al perro” o ese otro de “no dejes que la realidad estropee un buen titular”. ¿Qué es lo más importante? La pregunta es muy compleja. ¿La política, los sucesos o el deporte? ¿Están representados de forma ecuánime en los medios? Vamos a ser claros: no. En la política, las noticias a menudo son más amarillistas que efectivas. Lo importante no son los puestos, la posible crisis de gobierno o la sustitución del ministro de Economía por fulanito o menganito. Debemos centrarnos en las políticas. Pensemos en las pensiones. Unos dicen que “el gobierno no quiere subirlas más” y otros dicen que “no llega para más”. ¿Quién tiene razón? No importa. Lo relevante es: ¿qué podemos hacer?
Aquí vuelve a entrar la información. Para comprender problemas como las pensiones, el rescate bancario, el cambio climático o la guerra de Siria sería más útil la información explicativa que la descriptiva. Sí, vemos lo que pasa. La duda es: ¿por qué pasa lo que pasa? Los medios y las personas nos quedamos con lo que ha ocurrido pero, como decía Ortega y Gasset, “lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa”. Es una buena lectura de la realidad.
Respecto de los sucesos, las malas noticias abundan. Algunas ONG han recibido justas críticas. Ahora bien, ¿dónde están las felicitaciones a las miles de personas que se están jugando la vida un día sí y otro también por crear un mundo mejor? ¿Por qué no nos enseñan más ejemplos de esos? Nos inspirarían y nos harían, seguro, mejorar como personas.
Por último, los deportes. ¿Por qué no la cultura? ¿Por qué no comentar con más profundidad la publicación de nuevos libros, el estreno de películas, alguna obra de teatro o un musical que está causando furor? Eso aumentaría la curiosidad de muchas personas. Y es que la cultura importa. Tener ese tipo de sensibilidad nos integra en la sociedad y nos genera ratos de felicidad inolvidables. Existen tantas posibilidades: cuadros, música, arte, esculturas. Y sí: deporte. También nos permite conmovernos.
Merece la pena destacar aspectos que no son información. Por ejemplo, el entretenimiento. Muchos programas de televisión se venden como “informativos” cuando se dedican, simplemente, a entretener. El caso estándar: tertulianos que juegan al tenis mandándose palabras y frases hechas. El caso de moda: “vais contra la legalidad”. “No entendéis nuestro sentimiento”. No hay más argumentación.
Entonces, ¿cómo tener una visión clara de la realidad que nos ayude a tomar mejores decisiones? ¿Qué podemos hacer?
Ser críticos. Dudar de todo lo que nos cuentan: puede que sea un engaño, un error, un malentendido o un aspecto de la realidad que ha cambiado. Viajar. Conocer a personas de diferentes ámbitos económicos, sociales y culturales. Leer. Ver películas. Aprender. Adquirir conocimiento e información por diferentes medios, sean audiovisuales, redes sociales o prensa escrita. Conocer e intuir los incentivos e intereses ocultos de las personas, instituciones o empresas con las que tratamos. Salir de nuestra zona de confort. Vernos a nosotros mismos como si fuésemos una persona diferente. Discutir y debatir con los demás siendo conscientes de que una buena argumentación puede ser suficiente para cambiarnos de opinión. Eliminar prejuicios. Ser conscientes de que el mundo no para de cambiar. Recordar que usar la imaginación, como decía Einstein, es más importante que usar la inteligencia.
¿Y la televisión? Se puede ver, sí. Pero no hace falta encenderla.