Alfonso Alonso, tirando tabiques
HE decidido escribirle, señor Alonso, porque le he visto muy preocupado con la próxima Oferta Pública de Empleo de Osakidetza y la exigencia lingüística en dicha OPE. Le voy a dar un dato que le va a escandalizar y estoy seguro que exigirá una rápida actuación parlamentaria por su parte: de las 118 personas que han recibido el premio Nobel de Medicina, solo 5 hubiesen podido trabajar en Osakidetza por no tener conocimiento suficiente de castellano, toda vez que Osakidetza exige el nivel C1 de castellano, equivalente a esa “monstruosidad” llamada EGA. Otro dato, con los problemas que tenemos para contar con médicos, la gente de Iparralde que sabe euskera, pero no tiene el nivel C1 de castellano, no puede trabajar en Osakidetza porque el castellano es requisito en el 100% de las plazas que se ofertan en Osakidetza, si quien pretende acceder procede de un país en el que el castellano no es idioma oficial. Visto lo visto seguro que tomará cartas en el asunto.
Ironías a un lado, ustedes están construyendo un discurso basado en la falsedad. En dos palabras, dicen que profesionales de alta cualificación están dejando de trabajar en Osakidetza por no conocer el euskera. Le reto a que me ponga una lista de 10 personas que tengan una especialidad médica hospitalaria y no estén trabajando en estos momentos en Osakidetza por no haber acreditado conocimientos de euskera. Le reto también a que me señale diez plazas de medicina hospitalaria que vayan a tener requisito de euskera en la próxima OPE de Osakidetza. Le adelanto que probablemente no haya ninguna plaza de las ofertadas que vaya a tener ese requisito, salvo las de urgencias hospitalarias.
Algunos detalles Por cierto, alguna responsabilidad tiene usted en la falta de profesionales, dado que ha sido ministro de Sanidad y durante su mandato ha seguido limitando el número de personas que Osakide-tza puede formar.
Resulta curioso, dada la falta galopante de profesionales sanitarios, que haya personas castellanoparlantes que no pueden participar en la próxima OPE de Osakidetza. El euskera no será un problema en este caso, no podrán participar por no tener nacionalidad española. Su falta de preocupación ante esta discriminación solo se entiende por ser el suyo el partido de Javier Maroto.
Me ha llamado la atención, también, ese concepto que ustedes acaban de inventarse, “el derecho de cualquier persona a trabajar en la administración”. Entiendo que militando en el partido de la Gürtel, en el que ha sido habitual servirse de las administraciones, a usted no le escandalice esa afirmación; a mí, sí. Yo entiendo que las administraciones deben ofrecer un servicio público, que el acceso a la administración debe asegurar ese derecho de la ciudadanía con la mayor calidad y que para ello hay que evaluar los méritos de quienes quieren acceder. A mí me gustaría trabajar como neurocirujano en Osakidetza, pero resulta que soy licenciado en Derecho, en lugar de en Medicina. ¿Estoy siendo discriminado? Usted me defenderá, estoy seguro. Por cierto, debe saber que para que los conocimientos de euskera meriten, primero hay que superar el examen de la OPE -es decir, se debe acreditar un conocimiento técnico suficiente- y en la anterior OPE la mitad de las y los médicos de familia suspendieron dicho examen, por lo que intuyo que no es una prueba sencilla.
En una comunidad autónoma con dos lenguas oficiales, cualquier persona debiera tener el derecho a comunicarse con la administración indistintamente en cualquiera de los dos idiomas. Es más, en servicios en los que la relación entre trabajador y trabajadora y persona usuaria es fundamental, como la actividad sanitaria, el idioma determina totalmente la calidad de la asistencia. Mientras le escribía estas líneas, oía en la radio a un médico riojano que explicaba la importancia de haber aprendido gallego para trabajar en Galicia y lograr, de este modo, una relación de confianza que ahonda en la transmisión de la información necesaria para llevar a cabo su labor.
Le voy a contar una anécdota. En el nacimiento de mi segunda hija, nos preguntaron a la entrada del hospital el idioma en el que queríamos ser atendidos. Pedimos hacerlo en euskera porque es el idioma en el que nos comunicamos mi pareja y yo, en el que tenemos mayor complicidad y confianza mutua. El “agur” que recibimos en la entrada del hospital fue la última palabra que escuchamos en euskera. Esa es la realidad que sufrimos las personas que queremos vivir en euskera.
Cualificación profesional Usted pretende enfrentar a las personas que no saben euskera con quienes queremos vivir en euskera para obtener réditos políticos. Su preocupación debiera ser la de asegurar que no hay una nueva generación de profesionales que desconocen un idioma oficial. Debiera asegurar que las personas temporales que hoy trabajan en Osakidetza y no conocen el euskera, disponen de tiempo y medios para que quien quiera pueda aprenderlo. Quiere blandir el euskera como amenaza. La enorme temporalidad de Osakidetza y la decisión del Gobierno vasco de cargar el peso de la euskaldunización sobre las espaldas de cada cual, sin una ayuda efectiva, le ofrece el caldo de cultivo adecuado. ¿Cómo se puede aceptar que a día de hoy una persona pueda estudiar Medicina en la UPV, hacer el MIR en Osakidetza y que, tras 10 años de formación, no domine un instrumento básico como el idioma para trabajar en Osakidetza? La cualificación profesional no es incompatible con saber euskera, es parte de esa cualificación. Ser buen médico y saber euskera es compatible, aunque parezca mentira por sus manifestaciones.
Usted trata de competir con Cuidadanos, un partido que ha desplazado el debate lingüístico a la extrema derecha. A veces, cuando te desplazas más a la derecha, el único límite con el que te topas es la pared. Usted ha decidido derribar tabiques para ir más a la derecha. Lo único que espero es que su desplazamiento no arrastre a nadie más, porque Idoia Mendia tuvo un enorme éxito con este mismo discurso, la premiaron con una coalición de gobierno.