Esperanza, ¡por Dios!
SERÁ por las consecuencias que se derivan de la pérdida de poder: adiós a los cargos, nombramientos, sillones, despachos oficiales, coches oficiales, información, asesorías, invitaciones, favores, prebendas, obsequios y sumisas e inquebrantables adhesiones incondicionales? ¿Será, tal vez, por un imprevisto e inasumible ataque a su prístino honor y a su enorme ego? ¿Quizá por el miedo a los controles, inspecciones y auditorias de los entrantes? Seguramente por una asimétrica mezcla de las citadas razones.
Sin argumento Cada cual juzgue a su entender, pero no cabe duda de que se le ve nerviosa, desencajada y que está totalmente fuera de sí. Huérfana de su, hasta ahora, principal argumento, ETA, esta desafiante retadora liberal-conservadora no ha medido el impacto y la reacción escasamente afectiva, nula o contraria del pueblo madrileño a su asquerosa y errada campaña.
No puede ocultar con su forzada sonrisa que está enfadada y dolida, pero sobre todo, alterada, asustada. Debe improvisar para demostrar que no está noqueada y actúa irreflexivamente tirando de tripas, de resentimientos y de manida oratoria maniquea. Todo muy viejo, tocando lo emocional, muy mecánico y previsible. Quiere asustarnos mucho, tomándonos por infantes o por tarugos, pero, su cara y sus gestos denotan una grave mutación de su antes templada, castiza, arrogante y autoritaria actitud de líder incontestable. Ahora, al parecer, la asustada es ella, y con sus patéticas palabras amenazantes (“nosotros o el caos rojo”) me produce una sensación fluctuante, entre la pena y risa. Veo a una obstinada persona mayor con la pataleta de una niña rica y mimada a la que han privado de un capricho con el que ya contaba.
¡Ojo! fuleros precedentes ¡Ojo! Que tiene poder, influencias, dinero y fuleros precedentes, con allegados corruptores, que la auparon al poder autonómico hace veinte años, comprando indecentes voluntades de dos impostores que se decían socialistas, Tamayo y Sáez, nítidos malos ejemplos de infausta memoria, que, espero no se repitan.
En pagos más cercanos otra maestra de la oratoria populista, Yolanda Barcina, casualmente, también ha desbarrado sincrónicamente por los mismos cerros, dando muestra de la idea de democracia que tienen estas dos frívolas políticas cuya retórica tramposa, alejada de la realidad, ha quedado al descubierto. Su apego al poder y su exacerbada vanidad, largamente cultivados, se resienten del trauma sufrido y se niegan a admitir y asumir la cruda realidad, dinámica, cambiante. Esperpénticas, en su lastimoso papel de perdedoras, siguen mostrando sus facetas más arrogantes y amenazadoras.
Me recuerdan al osado y presumido Berlusconi, siempre haciendo alarde su exacerbada italianidad y exigiendo culto eterno a su castiza personalidad. Un patético y peligroso payaso, con perdón, afortunadamente apartado de la primera línea política. Han perdido la compostura y peligra su dignidad.
Decir en la España de hoy esas hirientes barbaridades u otras absurdas e interesadas necedades es socialmente insultante y políticamente inadmisible. Fatal fruto envenenado de una peligrosa actitud caciquil, prepotente, intolerante e irreflexiva; basada en una concepción anacrónica, reduccionista, sectaria y dogmática de la Política. Dejando traslucir su visión patrimonialista de las instituciones y del país. Utilizar flamígeros discursos apocalípticos cargados de rancias consignas amenazantes, hoy, por fortuna, ya desmerecidas, es el indicador de facultades mentales reducidas, de personas desequilibradas o de peligrosas malvadas recalcitrantes.
Adictas al poder Estas adictas al poder, continúan empeñadas en mandar a cualquier precio y por cualquier medio. Siguen utilizando, sin escrúpulos, viejas malas mañas y nefastos amaneramientos. Denostando, devaluando y desprestigiando, persistente y sistemáticamente, todo lo que no controlan o manejan, con sus descaradas, vergonzosas e interesadas actuaciones, aderezadas con su habitual cinismo, unas veces cruel, y otras, compasivo. Hacen de la política un oficio de gente facinerosa y poco de fiar, conjugando el verbo enfangar, creyendo y creando sospechas y negando evidentes verdades. Necesitan una urgente cura de humildad.
Ciñéndome a lo que acontece en Madrid, pienso en el respiro que habrán tomado los agentes de Movilidad Ciudadana implicados en el incidente circulatorio del que fuimos testigos audiovisuales, al intentar ejercer su función y hacer cumplir la Ley, sin distinciones.
La angustiosa espera, las posibles represalias de la multada si ganaba, como se preveía. No quiero imaginar la cantidad de Padrenuestros que habrán rezado si son creyentes... pero si me atrevo a afirmar que no votaron PP.
Apuesto fuerte a que mi admirada y querida prima, Esperanza Aguirre Caiero, Espetxu, vasca de nacimiento y madrileña de adopción, quien, como tantas de su Orden, ha entregado toda su vida y sus ahorros al Señor, sin reservas, acompañando, cuidando, amparando y ayudando siempre a los más desfavorecidos de los barrios olvidados, tampoco le ha votado ¿Hay momio?