NUMEROSOS países europeos, entre los cuales se hallan los países del sur de Europa, se enfrentan a una escasa natalidad, dado que la tasa de fertilidad oscila entre 1,3 y 1,4 niños por mujer, lo que, compaginado con la elevada esperanza de vida, provoca un envejecimiento acelerado de la población. Dicho envejecimiento provocará, en un plazo de quince a veinte años, serios problemas para asegurar la sostenibilidad del Estado de Bienestar ya que el número de activos disminuirá mientras se elevará la proporción de jubilados, generando un riesgo de quiebra del sistema de pensiones; el número de cotizantes será insuficiente para garantizar la financiación de la Seguridad Social; varios sectores económicos se enfrentarán a una falta de mano de obra, disminuyendo su potencial de crecimiento; y las personas válidas susceptibles de atender a las personas dependientes correrán el riesgo de ser insuficientes.

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