LA crisis económica sistémica desencadenada con la quiebra de Lehman Brothers en setiembre de 2008 ha tenido efectos devastadores sobre las economías de los países de la Unión Europea (UE) en forma de incremento del déficit, de la deuda y del paro, de la caída de las inversiones y de los ingresos fiscales, de la falta de liquidez de las pequeñas y medianas empresas, del deterioro de los servicios públicos y del estado del bienestar? de tal manera que hoy los objetivos de convergencia del Tratado de Maastricht (febrero de 1992; entrada en vigor, octubre de 1993), que permitió la implantación del euro en enero del 2002, no se cumplen casi por ningún país de la eurozona.
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