La vía catalana
Mientras en el palacio de la Generalitat se espera sin impaciencia la carta de respuesta de Rajoy a la petición postal y formal de la consulta o referéndum, dando por sabida cuál será esa respuesta, si se acaba produciendo, continúan los preparativos para la "vía catalana" de la próxima Diada.
El proyecto es que el próximo 11 de septiembre una cadena humana enlace desde la frontera de Portbou hasta la costa más meridional de Tarragona, siguiendo más o menos la que fue Vía Augusta y hoy viene a coincidir con el corredor del Mediterráneo, para reafirmar la reivindicación de la independencia de Catalunya.
L'Assemblea Nacional (ANC), según se aproximan las 17.14 horas (en recuerdo del 1714, año de la victoria definitiva de los Borbones sobre los Austrias y de la aniquilación legal de la identidad catalana), incrementa los contenidos de su web, con los diferentes ensayos y actos que se suceden en el Principat, las cadenas anunciadas en los más diversos lugares del mundo (Pekín, Berlín, Nueva York, París, Bruselas, Río de Janeiro y, uno de los últimos, Hong Kong), el número de inscritos que ya ha pasado de los 300.000 y los tramos aún no suficientemente cubiertos, que son los de más al sur, que han recibido un refuerzo "de lujo", en la persona del president Pujol.
El líder de los socialistas (SC), Pere Navarro, ha descalificado la iniciativa, mientras otra figura de enorme peso en su partido, el exconsejero Joaquim Nadal, se ha puesto al frente de la plataforma por el derecho a decidir de Girona, donde fue alcalde hasta que decidió dejarlo para dedicarse a tareas nacionales. Navarro dijo en su día que la corriente catalanista de su formación era muy minoritaria. Ahora acaba de retarla a medir fuerzas en un congreso, confiado en la ventaja de quienes organizan esos encuentros, influyendo en las elecciones de los representantes.
Duran i Lleida pedía que la "vía" se convoque por el derecho a decidir, y no directamente por la independencia. Los organizadores, que recordaron al secretario general del PSC de organizar actos de manifestación en sentido contrario, han respondido que ya es tarde para reclamar lo que ya está asumido y pedido por los cauces políticos oficiales. Convergència (CDC), Esquerra (ERC), y la más o menos anárquica Candidatura de Unidad Popular (CUP), han anunciado su participación decidida. De Unió han salido mensajes a las redes anunciando que "la gran mayoría" de sus dirigentes también participará. Y aunque pocos lo han manifestado, también se cuenta con miembros del PSC.
Contramanifestación centralista
Si no ha sido el PSC, no ha faltado -no podía faltar- la contramanifestación centralista para el mismo 11 de septiembre. La plataforma 12 de octubre ha llamado a concentrarse ante la Sagrada Familia de Barcelona, uno de los puntos de paso de la "vía", que puede constituir una amenaza de enfrentamiento con más o menos violencia, si la Asamblea organizadora, la Guardia urbana y hasta los mossos no andan atentos en evitar, o reprimir, provocaciones.
Casi nadie diría que nos encontramos en pleno ferragosto, de calor que se extrema en la costa por la humedad, cuando la información política languidece.
La otra prioridad del Govern y sus socios, necesariamente abordada de forma simultánea en el tiempo, es el contraataque a la crisis. El límite máximo del déficit concedido a Catalunya, del 1,58% -dos décimas menos que el atribuido a la Comunidad Valenciana- significaría la necesidad de "recortar" otros 2.500 millones de gasto a la Generalitat, según los cálculos del conseller Mas-Colell. Con Madrid, el mismo País Valenciano, Baleares (es decir, el arco mediterráneo, con gobiernos del mismo PP en mayoría absoluta), la Generalitat no solo ha rechazado ese tope, sino que lo ha recurrido al Supremo, porque vulneraría la ley de estabilidad presupuestaria. Además de recordar que, si el Estado pagase todas sus deudas atrasadas al Principat, no haría falta recorte alguno, y se podría llegar a un nivel de números rojos más cercano al exigido desde Madrid.
Porque las cifras macroeconómicas, especialmente el PIB, no son tan malas como las españolas en su conjunto. La publicada más recientemente refleja una estabilidad, una situación totalmente plana, con la recesión (o el crecimiento, según se mire la botella) en el cero. Con menos base, unos y otros vienen anunciando en la villa y corte brotes verdes que las cifras han ido desmintiendo sistemáticamente.
Pujol, el referente incombustible, declaraba estos días en la entrevista que cada verano concede al diario El Punt-Avui: "La maquinaria del Estado se ha movilizado para frenarnos o aplastarnos". Y con la complicidad, previsible por otra parte, del Fondo Monetario (el que aconseja bajar los salarios -todavía más- en un 10%) y de la Unión Europea, a través del comisario Rehn. El FMI lanzó, y luego la UE ha ratificado, la conveniencia de intervenir (es decir, asumir su gobierno desde el Estado) las comunidades autónomas que incumplan los objetivos de déficit. Por amenazar que no quede.
* Periodista