TODAVÍA resuena el clamor en el campo del Barça ("Tot el camp és un clam", dice el primer verso del himno azulgrana escrito por Espinàs), esta vez no por el fútbol, sino por el derecho a decidir y, más mayoritariamente, por la independencia. Seis horas de concierto con centenares de cantantes, actores, músicos y hasta castellers, coreados por 90.000 espectadores, algunos -más, entre los mayores- con lágrimas en los ojos añadiéndose a la letra de alguna de las piezas reivindicativas. Algunos mesetarios habrían defraudado si no descalificasen a Fermin Muguruza, llamándole proetarra; a Dyango, recordándole cuando cantaba Suspiros de España, y a Peret, desde el racismo, por "gitano catalán". Ramoncín debe estar ya en su lista de dejar por imposibles.

En fin, que la peña recargó baterías a tope para el largo proceso hasta la obtención -o la toma unilateral- del derecho a decidir, siguiendo el lema de aquella noche: 2014, Freedom Catalonia. De momento, Artur Mas -ausencia justificada porque casaba a la hija en Ses Illes- anunciaba el envío de una carta a Rajoy, dándole cuenta de la nueva manifestación ciudadana y pidiendo, por primera vez, que autorice el referéndum o consulta.

Otro éxito fue la constitución del "pacto por el derecho a decidir", donde a CiU, Esquerra, Iniciativa y la CUP se unieron los sindicatos CC.OO. y UGT, las dos patronales de la pequeña y la mediana empresa, las cámaras de comercio, la Asociación de municipios por la Independencia (más de 600 de los pocos más de 900 ayuntamientos), las diputaciones, el Institut d'Estudis Catalans (equivalente a Euskaltzaindia), el Consejo Escolar, el de la Juventud, la federación de asociaciones de gente mayor? Todos los asistentes se mostraron unánimes, sin dejar de manifestar matices. Será el democristiano (de Unió) expresidente del Parlament, Joan Rigol, quien se encargue de redactar el manifiesto de síntesis.

Ya se contaba con la ausencia de miembros del PP y de Ciutadans y se veía venir la de la gran patronal, paradójicamente con el nombre de Fomento del Trabajo. No tanto la de los socialistas del PSC, que suscitó las críticas de destacados dirigentes y militantes, por incongruencia con posicionamientos y hasta votaciones. Cubrió el hueco el exconsejero Ernest Maragall, en uno de los primeros actos como líder de Nova Esquerra catalana.

En el Camp Nou tampoco hubo representación oficial del PSC, pero sí miembros destacados en el palco. Algunos analistas ven este juego de ahora sí, ahora no de los dirigidos por Pere Navarro como un compás de espera hasta que Rubalcaba, si llega antes de su fecha de caducidad, presente el proyecto de reforma de la Constitución para el estado federal, aunque cada vez parece que será más tímida, del todo insuficiente. Celestino Corbacho, replicaba a los "disidentes" que los compañeros partidarios de la independencia (el 2%, según la última encuesta) no tienen cabida en la formación. Y es que tampoco en el PSOE hay síntomas de cohesión. La renuncia del andaluz Griñán a volver a presentarse como candidato a la presidencia de Andalucía y el cambio de rumbo en el partido parece el penúltimo de los episodios de la autoinmolación.

Y de Rajoy y los suyos, ¿qué decir? La respuesta a la anunciada carta de Mas, si llega a formularla, es previsible. Para responder a Catalunya, el mandatario gallego cuenta sobre todo con el risueño -una risa la suya que recuerda a los malos de películas de terror de serie B- ministro Cristóbal Montoro. Por si le faltaban amenazas de intervención de la Generalitat, ha añadido como nuevo supuesto para hacerlo que no cumpla dos meses seguidos la norma de pagar a los proveedores en un plazo máximo de treinta días. Claro que, como de costumbre, el aviso lo dirigió a "las comunidades autónomas", en genérico. A ver si se atreve con la del País Valenciano.

Y lo del "déficit asimétrico", aplazado hasta final de mes. Para el inicio de las vacaciones, cuando siempre quedan menos para protestar. O eso se deben pensar.