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Trovador y poeta: Pierre Topet Etxahun, 151 años

La desgracia personal, sentida más en carne propia, dio un tono de elegía conmovedora a sus cantos al tiempo que la desgracia colectiva de los vascos, sobrecogidos por la pérdida violenta de sus fueros y libertades históricas, inspiró a Iparragirre

GIZONEN lana jakintza dugu: ezagutuz aldatzea, naturarekin bat izan eta harremanenetan sartzea. Eta indarrak ongi errotuz, gure sustraiak lurrari lotuz, bertatik irautea: ezaren gudaz baietza sortuz, ukazioa legetzat hartuz beti aurrera joatea. Gu sortu ginen enbor beretik sortuko dira besteak, borroka horretan iraungo duten zuhaitz-adaska gazteak. Beren aukeren jabe eraikiz eta eror-tzean berriro jaikiz ibiltzen joanen direnak". Xabier Lete

Un 17 de enero de 1862 falleció a los 76 años cumplidos Pierre Topet Etxahun, el gran poeta de Barkoxe, Zuberoa; hijo de Juan Topet, nativo de Topetia, y de Engracia, heredera de Etxaunia. Se cumplen hoy, pues, 151 años de su fallecimiento. Pierre Topet Etxahun nació un 26 de julio de 1787, es decir veinte años después del fallecimiento de otro grande, esta vez en hegoalde, Manuel de Larramendi de Andoaín, murió dos años después del nacimiento del gran bertsolari José Manuel Lujambio Txirrita de Hernani y además fue contemporáneo de Fernando Amezketarra, Joan Ignazio Iztueta de Zaldibia, Xenpelar de Renteria y del gran bardo José Mari Iparragirre de Urretxu.

Pierre Topet Etxahun era el segundo de siete hermanos y según su poética autobiografía, su infancia y su juventud fueron de lo más desgraciadas ya que vivió bajo el estigma de la bastardía, cuestión que le marcó toda su vida, ("Ene lehen urthia ninkarzeratia: amak idor bihotza, bai eta titia. Ni khiiñati marrakaz, beinian gosia. Amak ene nigarrez, ez aldiz antsia. Naiz egin lizadan Jinkuak dei-tzia" - Durante el primer año crecí enfermizo: mi madre tenía el corazón seco, así como el pecho. Yo gritaba desde la cuna, pues estaba hambriento. A mi madre en cambio no le importaba el llanto. Deseando que Dios me llevara"). Mal acogido por sus padres, maltratado, mal visto, y no aceptado por su familia, burlado e insultado por sus compañeros de escuela... solamente encontró comprensión y cariño en su abuela materna, en un criado compasivo y en una joven sirvienta, María Arrozpide, que fue la "muchacha pobre" cuyo gran amor cantó y recordó en sus poemas.

El idilio entre Etxahun y María desembocó en el nacimiento de un pequeño que fue inscrito con el apellido materno por negativa del abuelo paterno a que llevara el apellido Topet. Etxahun quería casarse con su amada, lo que llevó a su abuelo y a su tío y muy rico padrino a amenazar con desheredarle de todas las propiedades y bienes. Etxahun pensó en suicidarse y con el corazón destrozado, rompió con María ("Urz-aphal ba-dügü herrian tristerik. Nigarrez ari düzü kaloian barnetik, bere lagün maitiaz beit´izan ützirik: Kuntsola ezazie, ziek, adixkidik. Ene bihotza zaizü bizikoz egonen: Behar zütüt ützi lotsaz etxekuen" - Una triste tórtola tenemos en el pueblo, que está llorando desde dentro de la jaula, porque su amigo le ha dejado sola, y porque necesita de vuestro consuelo. Mi corazón está con dolor desde entonces; por miedo a los de mi casa rompí contigo).

La familia le impuso a Etxahun un matrimonio de conveniencia con Graxi Pelento, mayor que él, y quien, a falta de amor, aportó una dote considerable. Graxi tuvo seis hijos, pero no se sabe seguro si con Etxahun o con quién. En 1809, murió el tío padrino rico y su hermano marchó a la guerra (estamos en período napoleónico), dejándo a Etxahun como heredero absoluto de las propiedades de la familia. Aunque su hermano jamás volvió de la guerra, no se pudo probar su fallecimiento; además los hermanos del tío padrino rico impugnaron con éxito el testamento y Etxahun no pudo acceder a las propiedades por las que rompió con María. Etxahun odiaba a su mujer, quien en cuestiones de negocios se posicionó contra él y en cuestiones amorosas sedujo o se dejó seducir por su vecino Juan Egiaphal, y naturalmente odiaba a este último. Su carácter se volvió agresivo. En 1821, fue encarcelado en Saint Palais por propinar un hachazo a un vecino de Eskiule en una violenta discusión. Huyó y fue detenido de nuevo, sufriendo maltrato en su reingreso en la cárcel, donde pasó cinco años.

En su ausencia, su mujer Graxi quedó embarazada de Juan Egiaphal y abandonó a su marido. En mayo de 1827, un hombre que venía de noche de la feria de Oloron fue muerto a tiros en el puente de Xokot. El rumor señaló a Etxahun, quien queriendo matar a Egiaphal, se habría equivocado de persona y mató a otro. Fue encarcelado, juzgado y absuelto, lo que en Barkoxe y alrededores se consideró como una gran equivocación. Parece ser que posteriormente Etxahun pegó fuego a la casa de su enemigo. Los vecinos le rehuían y le marginaban. Entonces, comenzó una peregrinación a Roma que duró seis meses y en cuyo transcurso fue detenido varias veces por vagabundo.

A su vuelta pretendió, falsificando documentos, hacerse con parte de la herencia, pero fue descubierto y huyó peregrinando a Santiago de Compostela. Fue juzgado en rebeldía y condenado a dos años de prisión. En libertad en 1847, se retiró a casa de su hermano Juan, con quien riñó, y donde fue víctima de una agresión a consecuencia de la cual perdió un ojo. Inició entonces una vida errante por los entornos; fue acogido por Pedro, su hijo más joven y de quien había recusado su paternidad. Recorrió los pueblos como trovador ambulante y era invitado a banquetes de bodas y otras fiestas para que las amenizara con sus versos. Seis años más tarde, su hijo murió y la soledad del poeta se acentuó. Volvió a su lugar de nacimiento, Etxahunia, donde vivía otro hijo suyo. Murió un 17 de enero de 1862 a los 76 años de edad de una vida pródiga en aventuras y calamidades y dejando tras de sí el reguero de unos poemas que son el exponente de su gran calidad literaria y de la capacidad de un hondo sentimiento.

Etxahun debe a sus infortunios y a sus mismos defectos el haber llegado a ser el trovador, el poeta más original, personal y más conmovedor de toda nuestra literatura vasca. Pierre Topet Etxahun, en Iparralde, y José Mari Iparragirre, unos veinte años antes en hegoalde, tuvieron una vida parecida, azarosa, dura, ingrata y errante. Con sus cantos inmortales y su popularidad han llegado a ser los trovadores-poetas populares vascos por antonomasia.

La desgracia personal, sentida más en carne propia por Pierre Topet Etxahun, dio un tono de elegía conmovedora a sus cantos. La desgracia colectiva de los vascos, sobrecogidos por la pérdida violenta de sus Fueros y libertades históricas, inspiró a Jose Mari Iparragirre el inmortal Gernikako Arbola, el del "euskaldunen artean guztiz maitatua" y el del "eman eta zabal zazu munduan frutua".

Termino como he comenzado, con otro gran poeta y trovador vasco, Xabier Lete: "Izarren hautsa egun batean bilakatu zen bizigai, Hauts hartatik uste gabean noizbait giñaden gu ernai. Eta horretan bizitzen gera sortuz eta sortuz gure aukera atsedenik hartu gabe: lana eginez goaz aurrera kate honetan denok batera gogorki loturik gaude. Gizonen lana jakintza dugu: ezagutuz aldatzea, naturarekin bat izan eta harremanetan sartzea. Eta indarrak ongi errotuz, gure sustraiak lurrari lotuz, bertatik irautea: ezaren gudaz baie-tza sortuz, ukazioa legetzat hartuz beti aurrera joatea. Ez daukanak ongi ohi daki eduki-tzea zein den ona, bere premiak bete nahirik beti bizi da gizona. Gu ere zerbait ba gera eta gauden tokitik hemendik bertan saia gaitezen ikusten: amets eroak bazterturik, sasi zikinak behingoz erreta bide on bat aukera-tzen". Pues eso.