CUANDO no hace mucho me enteréde tu presencia en Euskadi lo primeroque me vino a la mente fue laMatanza deAtocha, pues tu nombrese me quedó grabado junto a aquel hechoterrible. Hoy la mayoría de la poblaciónjoven desconoce lo que esas palabras encierran,pero para nosotros, luchadores antifranquistas,aquella masacre se nos quedógrabada de manera indeleble en la memoria.Por entonces me encontraba en el hospitalpenitenciario de Carabanchel. Carrillo habíapasado una semana con nosotros y ya habíasido liberado. Los que quedábamos, lamayoríavascos, seguíamos esperando que la presiónpopular lograse sacarnos a la calle ypoder sumarnos así a la marea que luchabapor acabar totalmente con el franquismo.Nosabíamos que ya para entonces estaba pactadoun modelo de transición que dejaríaintacto todo el aparato judicial y políticorepresivodel régimen, así como el poder desus principales valedores: el capital y la Iglesia.
En fin, que aquello de “atado y bien atado”no era ninguna broma, como prontotuvimos ocasión de comprobar pues la nuevaConstitución pactada cerraba, entre otrascosas, a vascos, catalanes y gallegos cualquiervía de acceso a su libertad y derecho adecidir, por cuya consecución tan denodadamentehabían luchado durante la dictadura.Sí, aquellos defensores de ese modelo detransición dejaron muchos pelos en la gatera,como se suele decir. Pero estoy seguro deque lo hicieron convencidos de que era loadecuado, lo que convenía en aquella situación,lo realista, lo que era posible conseguir…Estoy convencido de que los argumentosfueron múltiples y de mucho peso,pues, al menos tras las siglas PCE, habíamucha fuerza y entrega como para que esegiro tan radical fuese fácil de digerir.
Ya han pasado 35 años desde entonces, plazomás que suficiente para una reflexiónsobre ese pasado reciente, y lo primero que constatamos es que este régimen monárquico,heredero y heredado del franquismo,está manchado de mucha sangre y sufrimientodesde el día siguiente a su constitución.A pesar de todos los esfuerzos porembellecerlo, el rosario de asesinatos, torturasy arbitrariedades judiciales desde elinicio de la Transición ha venido dejandobien claro, para quien quiere verlo, que losaparatos y medios de actuación dictatorialessiguen plenamente vigentes, así como laideología franquista nacionalista española,negadora del derecho a decidir de los pueblosoprimidos bajo este Estado y su Constitución.Resulta doloroso comprobar que aquellasprobables buenas intenciones de entonces sehan terminado convirtiendo, en la práctica,en la defensa numantina de aquella injusticiahistórica, aunque sea a costa de los derechosmás elementales de quienes sufrimoslos rigores del militar-fascismo. Y quieroexplicártelo con un par de ejemplos queconozco de primera mano para no hacerdemasiado extensa esta carta.
Mi padre luchó en la guerra defendiendo lalegalidad republicana y el Gobierno vasco.Fue hecho prisionero y se libró de la muertepor chiripa. En 1946, cuando el primer hijoya tenía dos años, fue detenido, torturado yestuvo en la cárcel por defender el derechode los vascos a ser libres.Más tarde, esa familia,como otras muchas, emigró a Américabuscando una bocanada de libertad que enel Estado español no se podía lograr. Finalmente,murió sin que nadie reconociese sulucha contra la dictadura militar-fascista.Tras el regreso del citado hijo a EuskalHerria fue detenido y encarcelado en 1963,junto con media docena de compañeros, porel terrible delito de bailar danzas vascas enlas fiestas patronales de su pueblo. Al añosiguiente, con veinte años, fue nuevamentedetenido, torturado, encarcelado, juzgado ycondenado por el TOP por propaganda ilegaly asociación ilícita. Cuatro años más tarde, de nuevo fue detenido, torturado (salvajementeesta vez, si me permites la expresión),encarcelado, juzgado y condenado porel TOP y por un Consejo de Guerra porluchar en la clandestinidad contra el franquismoy por la liberación de Euskal Herriay el socialismo. Durante los años de militanciaclandestina y los nueve años largosque pasó en las cárceles, jamás se tuvo pordelincuente, como tampoco se tenían portales todos los que, de una u otra manera,lucharon contra el franquismo hasta el últimomomento o los miles de personas que le recibieron en su pueblo tras ser liberado en1977. Como supondrás, este caso no es especial,solo ilustrativo de una generación deluchadores en esta tierra.
Y, sin embargo, la legislación y los diferentesgobiernos de la monarquía sí le considerany le tratan como a un delincuenteamnistiado. Y de esa manera, se da la paradojade que, también en este caso, sus juecesy torturadores de entonces continúan ejerciendosus funciones en el régimen de lamonarquía y recibiendo condecoraciones yprebendas “por los servicios prestados a laPatria”, mientras él sigue sin conseguir quesus juicios sean anulados por ilegales, seareconocida, sin ningún enmascaramiento,la verdad por la que luchó, sea aplicada lajusticia que se merecen todos los franquistasque aún viven y se repare de algunamanera los sufrimientos que causaron y hanseguido causando desde los puestos de poderde que han disfrutado. En este caso concreto,el único reconocimiento recibido por susaños de lucha fue la consideración de losaños de cárcel como años cotizados a la SeguridadSocial ¡Y punto!
Por si no habías caído en ello, este es elberenjenal en el que te han invitado a entrara través de esa Comisión. Resulta que la etapadel franquismo y su represión en el tardo-franquismo se ha visto reducida al periododel 60 al 78 del siglo pasado y pretendenreinventarla y colarla como “excesos policiales”ejercidos contra algunas personasúnicamente, no como una pauta de actuaciónrepresiva permanente contra todo loque se opusiera al régimen franquista.Pero hay una pregunta más importante,Manuela: ¿No hubo “actuaciones policialesabusivas” desde 1939 hasta 1960? Sabes muybien que en esos primeros veinte años de posguerramiles de personas sufrieron persecución,expropiaciones, cárcel, muerte…¿Acaso sea demasiado hablar del 39 al 78?¿Quizás porque con ello se cuestiona abiertamentetodo el período dictatorial, y aquíde lo que se trata simplemente es de reconocer“ciertos abusos policiales” de un régimenno tan malo?
No voy a extenderme más. Hasta ahora mehas merecido un gran respeto y, pese a quetu paso a la judicatura me extrañó más bienmucho, siempre he creído, y creo, en tu integridad.Por eso confío en que intentarás cotejarel discurso oficial que te circunda con lavivencia y opiniones de quienes somos críticoscon él. Un abrazo.
* Miembro de Goldatu, Asociación de Presos/as yRepresaliados/as Vascos/as de la Dictadura Franquista