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En el nombre del vasco

iN the name of the Basque, es el título de una conferencia en el Teatro Egipcio de Boise, donde disertó el entonces director del Centro de Estudios Vascos, Alberto Santana, y se presenta un libro autobiográfico de Pete T. Cenarrusa, editado por Xabier Irujo, titulado Bizkaia to Boise? con un prólogo de C. L. Butch Otter, gobernador del Estado de Idaho. Se trata de las bienandanzas y fortunas de un hijo de Gernika en Idaho que alcanzó puestos políticos en la administración. Es una noticia que rescato de la revista del Centro Vasco de Boise, titulada Jaialdi 2010, para anunciar los densos programas preparados para el festival vasco de Idaho.

A todo color, con una portada que recuerda a los afiches propagandísticos de los años 30, de gran belleza estética, una pareja de dantzaris a la izquierda y una imagen de un harrijaso-tzaile, más pequeño a la derecha, que levanta la piedra con una ikurriña en su base. Su contenido está divido en tres secciones: la primera es una bienvenida, mapa de los diversos sitios a visitar entre ellos el museo con los ardikanpos de los ovejeros, deportes, danzas y festividades diversas. La tercera y última, inciden en el festejo y los grupos que participan en el mismo. Todos los componentes de los bailes, de las bandas de música que se presentan en las fotos llevan la ikurriña como símbolo de una colectividad (alcanza las 20.000 personas) que sin vivir en Euskadi pertenecen a ella.

En el segundo apartado se habla de los vascos. About the Basques? se recuerda a los que compusieron la colectividad: los antecedentes, cómo fueron, sobre todo los varones, para el pastoreo de la oveja en las llanuras, gente solitaria y valiente, que progresaron, haciendo gala de su honradez y eficacia, a un status económico y social relevante en el nuevo país en el salto de una sola generación. Y no lo tuvieron fácil. Hojeo la revista, estudio los rostros, las vestimentas, las poses, los anuncios de restaurantes típicos, los actos religiosos? están expuestos cuidadosamente, los principios de ese poblamiento vasco en América, hasta hoy. Me recuerda a los vascos de la Argentina, Uruguay y Venezuela, estampas vívidas en mi memoria de vasca trashumante y hay un todo del genio vasco, su factor predominante de supervivencia, en cada página de esta revista.

Se revive el folclore, se recurre a la cultura, se acucia al estudio del euskara, hay promesas de disfrute de una buena comida, se fomenta la reunión de todos, recordando a los muertos y su gesta inicial. El ardikanpo de cuatro ruedas, con techo abovedado, su corta chimenea y su única puerta, resulta el símbolo del trabajo que realizaron y que, en cierta manera, determina su comportamiento. Saben y quieren vivir en comunidad, respetuosamente entre vascos y americanos, pero soportaron estoicos el duro desafío de la soledad en el desierto, ganaron la batalla que presentaron los ganaderos y los indios, y resultaron positivos en su quehacer, del que no hay datos de violencia contra unos y otros, tanto en el plano laboral como en el económico y social.

Es una comunidad orgullosa de sí misma. Lo dice uno de los anuncios comerciales. "Estamos orgullosos de apoyar la Jaia 2010", que coloca en el centro un dibujo de la carreta. Es el símbolo de su devenir. Desde la Euskadi empobrecida debido a las guerras que durante siglo y medio perturbaron nuestro país con su sucesión de exilios, hasta Idaho y Nevada que recorrieron, en el infatigable pastoreo de ovejas, buscando los pastos verdes, hasta hacerlos suyos. Algunos han vuelto, pero otros, como el vasco Cenarrusa, nacido en 1917 en Idaho, se quedan y entran en la universidad y en el espectro político del Estado, llegando a speaker de la Cámara de Representantes. Nunca le vi como un extranjero, afirma en su prólogo C.L. Burch Otter, pero también propugna y contribuye a la creación del Cenarrusa Center de Estudios Vascos de Boise, y es declarado Hijo Ilustre de Bizkaia por el diputado José Luis Bilbao.

La norma se traza desde el origen y deriva siempre en ese resultado. Han resuelto el dilema de nuestras expatriaciones históricas, guerras carlistas y guerra civil, de forma contundente, con esa intrepidez propia de un pueblo resuelto a no perecer pese a las muchas dificultades habidas en su contra, a rescatar su valioso y vistoso bagaje cultural pese a que la nueva generación, en mayoría, no conoce el país de origen. La revista exuda vitalidad y juventud.