Crisis, autogobierno y cambio de modelo
EN el marco de la crisis global y sistémica que padecemos, desde Hamaikabat proponíamos hace unos días a la sociedad vasca el ejercicio de una reflexión conjunta para afrontar cambios de hábitos y actitudes, para adaptarnos a los nuevos modelos de crecimiento.
Destacábamos como un objetivo de primer nivel y elemento clave del nuevo modelo, la centralidad de las personas en la vida socioeconómica; la necesidad de su participación en las organizaciones empresariales. Participación de las personas trabajadoras en la gestación del proyecto empresarial, en la gestión y desarrollo, en sus resultados y en la propiedad. Proponíamos poner las bases para un tejido empresarial vasco más sostenible para ser competitivos en el nuevo modelo.
Si ésta era una visión orientada a la empresa como motor empleador y creador de riqueza, ahora proponemos reflexionar sin complejos mirando a las posibilidades que tenemos en nuestras instituciones. No en vano, no es casualidad que aquéllos que disfrutamos de autogobierno financiero-fiscal, los cuatro territorios forales vascos, contemos con índices de cohesión social, ratings y economía productiva más próximos a Centroeuropa que al Estado español.
En este contexto, independientemente de la identidad de cada uno de nosotros, ¿qué lugar deseamos ocupar como sociedad vasca en el nuevo modelo económico y social desde una perspectiva europea y global? La pregunta la hacemos nacionalistas vascos, pero las respuestas implican a toda la sociedad, también a quienes no son nacionalistas vascos. Tenemos herramientas financiero-fiscales, deberemos cambiar hábitos sociales, pero también deberemos cambiar de actitudes en torno al autogobierno y lo identitario.
Nuestro autogobierno nos dota de herramientas para responder a la situación actual y prepararnos para el futuro. Podemos, y debemos, orientar nuestra capacidad presupuestaria y tributaria a políticas productivas y generadoras de empleo y cohesión social. A consolidar las posiciones de nuestras empresas en el mercado español, ¿cómo no? Pero, sobre todo, a impulsar la internacionalización de las empresas, porque es uno de nuestros puntos fuertes y, además, es en ése ámbito global en el que se juega la partida económica.
Podemos, y debemos, asimilar una determinada visión europea para nuestro propio desarrollo. Una de las oportunidades sobre el modelo de desarrollo armónico europeo es la necesidad de una organización policéntrica. Es decir, que el actual centro de decisión centroeuropeo denominado Pentágono, delimitado por Londres-París-Frankfurt-Hamburgo-Milán, se ha de completar con áreas de desarrollo de algunas regiones periféricas. Aquí, la Eurorregión Atlántica en la que están todos los territorios vascos aparece claramente como una gran oportunidad que no puede, ni debe, arrumbarse por "cuestiones de Estado o de cálculo político sectario. Esto conviene a todos los vascos, nacionalistas o no. ¿Estamos dispuestos a plantearnos este reto que nos conviene a todos?
Desde esta perspectiva de desarrollo, tenemos que defender el tejido industrial y empresarial, integrado ya en la sociedad vasca, y que recibe amenazas en forma de procesos legislativos impulsados por Madrid como la conocida Enmienda Florentino. ¿Estamos dispuestos a defender nuestro tejido industrial de lobbys económicos o de cálculos políticos con visión de Estado?
Otro objetivo clave en este horizonte es la asunción de competencias en materia de Seguridad Social. Sin perder solidaridad, pero ganando en eficiencia. Necesitamos mantener y superar la cohesión social alcanzada; un valor fundamental para afrontar la crisis y una de las prioridades de nuestras políticas presupuestarias. En primer lugar por solidaridad con los que más padecen la crisis, pero también porque las políticas sociales son uno de los nichos de generación de empleo del futuro.
En este escenario, con nuevas y más abiertas "actitudes", preguntémonos como ciudadanas y ciudadanos vascos, independientemente de nuestra identidad: ¿Estamos dispuestos a utilizar todos los instrumentos políticos y económicos a nuestro alcance para construir las políticas presupuestarias, tributarias y sociales con visión de País, sin mirar de reojo al gran hermano de Madrid? Standard & Poor"s ya ha señalado el camino de aquellas "regiones europeas que tienen buena nota", si es que se quieren distinguir de la mala nota de sus "Estados soberanos", tendrán que implementar políticas presupuestarias diferenciadas de sus "Estados soberanos".
Y preguntémonos específicamente los nacionalistas, si sólo queremos el derecho a decidir en abstracto para utilizarlo como factor movilizador. O si estamos dispuestos a utilizar el derecho a decidir en concreto al servicio del bienestar de todas las personas de este País. ¿Nos atrevemos a responder? Imaginamos la respuesta entusiasta de la mayoría de las personas del cauce central de la sociedad vasca. Pero tenemos curiosidad por conocer la respuesta del resto... si la hay.