Al día siguiente de jugar contra el Barcelona, el club publicó una nota para dar cuenta del estado físico de Yuri Berchiche y Ander Herrera. El primero solicitó el cambio en la primera mitad y, según el parte médico, “sufre una contusión en el peroné de su pierna derecha”. El segundo iba a ser titular, pero no terminó el calentamiento y su lugar en el once fue ocupado por Ruiz de Galarreta. El servicio médico hablaba de “una lesión muscular en los isquiotibiales de la pierna derecha”.

Desde el lunes no se ha notificado nada más. Se sabe que no han trabajado con el resto de la plantilla, lo que les descarta para la cita de mañana. Ayer se le preguntó a Ernesto Valverde por Yuri y Herrera. Confirmó que no se han entrenado, pero confía en que el lateral retorne en breve porque las pruebas y sus sensaciones así lo dan a entender.

Aseguró luego que el contratiempo de Herrera no había “sido muy importante”. Agregó que el afectado “se conoce, está en guardia con respecto a esas molestias que pueden aparecer en un momento determinado, él lo controla, ya es veterano. No es una rotura de estas en que va a estar mucho tiempo, sino que esperamos que sea poco tiempo”. Quedó pues la duda de si existe rotura o no. En la hipótesis afirmativa se desconoce de qué gravedad y dónde se localiza exactamente.

Desde luego, no cabe pedir al entrenador que sea preciso en la descripción de una lesión. Esa labor no le compete a él y sí a los profesionales del área médica. Tampoco se reclama que el club ponga fecha a la reaparición de un lesionado porque, como se suele decir, esto no son matemáticas. Pero sí se echa en falta una información nítida del motivo que imposibilita competir a un jugador; o sea, la descripción exacta del problema físico.

Los partes oficiales cada vez son más escuetos, menos exhaustivos. A veces parecen redactados para que nadie se entere o se entere poco de lo que realmente pasa. Hay quien apunta que son los propios jugadores, que deben dar su permiso, quienes prefieren que no se baje al detalle, pero esto es imposible saberlo y cuesta creer que ellos sean el impedimento.

Una contusión produce dolor y según su intensidad o la zona afectada puede inhabilitar a quien la padece. El golpe de Yuri aconseja prudencia por ser en el peroné del que fue operado meses atrás. El mismo donde hace solo unos días volvió a lastimarse en el curso de una sesión en Lezama.

El asunto de las lesiones musculares es otra canción que se presta a toda clase de interpretaciones. Enunciar a secas “lesión muscular” equivale casi a no decir nada si no se explicita qué músculo, si hay rotura y de qué grado. Solo con estos datos en la mano es viable hacerse una composición de lugar de lo que le ocurre al jugador en cuestión; omitidos, no hay manera de saber lo que hay.

Se supone que Herrera no debe tener inconveniente en que se indique con pelos y señales cuál es la razón de que causara baja en Montjuic. Al fin y al cabo, fue él quien en marzo reveló lo siguiente: “Hace algo más de un año comencé a tener problemas musculares reiterativos de los cuales no consigo recuperarme”.

Lo llamativo de la confesión era que se remitía a su etapa en el Paris Saint Germain. Para cuando la escribió, ya había protagonizado unas cuantas bajas en el Athletic. A la conclusión de la temporada acumulaba seis episodios, lesiones musculares concentradas, todas menos una, en una misma zona de la pierna derecha, en los isquiosulares, tres músculos que pertenecen a un mismo grupo muscular, aunque los partes puedan inducir a pensar otra cosa. Mira por dónde, justo donde volvió a resentirse el domingo. Van ya siete incidencias similares. Siete que se sepa. Menos mal que era “apto a todos los efectos para la práctica del fútbol profesional”.

Al hombre le han diseñado un plan específico para protegerle en el día a día, a ver si así no recae. Con semejante historial, la pregunta sale sola, puesto que hablamos de una adquisición y no barata precisamente. ¿Quién se responsabiliza de esto?