Nos hemos pasado casi todo el mes de abril diciendo aquello de que el Athletic cuarenta años después ha conseguido otra Copa. En realidad, si nos ceñimos a las fechas, no es exactamente así. El 7 de abril en La cartuja todavía quedaban unos cuantos días para llegar a esa efeméride. Precisamente, hoy sí que se cumplen exactamente esos años después de la última que levantaba Daniel Ruiz Bazán en el Bernabéu. Durante estas cuatro décadas las imágenes de aquella gabarra y de aquellos futbolistas han sido las más vistas y solicitadas por los aficionados rojiblancos. Han sido nuestros héroes y lo seguirán siendo.

Gracias a la larga espera, hasta los más jóvenes de la época recuerdan lo que sucedió en aquella final y, sobre todo, la celebración. Tanto tiempo ha propiciado que los documentales, las entrevistas, los recuerdos y, sobre todo, la posibilidad de volver a lograr un triunfo en el torneo del K.O. hayan motivado un sinfín de ocasiones para revivir un momento histórico que felizmente esta campaña hemos vuelto a disfrutar. Es más, lo hemos hecho propio y teníamos tantas ganas de sentirlo en primera persona que una vez disfrutado es como aquel que sin haber estado en un lugar, solo por las veces que lo ha visto en la televisión, en fotos o en cualquier otro foro, parece que ya estuvo por allí.

Decían los veteranos en estos últimos tiempos que ansiaban el momento de dejar de ser los últimos. Hace muy poco recuerdo un homenaje a todos ellos y, precisamente, se hablaba de eso, de lo largo que estaba resultando tanto tiempo sin un título de estas características. El Athletic es grande por jugadores como aquellos y la cadena continua. Ahora ya tenemos otro grupo de peloteros a los que felicitar por vencer en una final copera y haber hecho que tanta gente se desplazase a Sevilla en este caso, en aquel otro tiempo fue Madrid.

Aquella final del Bernabéu se recordará por muchísimas cosas. Lo primero, por la gente que había en las gradas. Miles de banderas y el predominante color rojiblanco, como casi siempre. El rival era, a priori, mejor, tenía a los dos mejores futbolistas del mundo. Entonces solo había dos extranjeros por equipo, en el Barca, Maradona y Schuster. Enfrente estaba el Athletic, con un técnico con las ideas muy claras y un equipo con mayúsculas a su servicio. Era difícil, pero para nada imposible, ese grupo ya sabía lo que era ganar la liga.

Cuando hablas con Javier Clemente te das cuenta de la diferencia que hay a la hora de afrontar un partido según sea tu disposición a todos los niveles. La mental, obviamente, es muy importante y en esto el Rubio es el mejor. Su equipo no era para nada mejor que los culés en muchas facetas del juego. Ellos eran una selección y los rojiblancos, un grupo formado en Lezama y que, a base de trabajo y mejora en la calidad individual y grupal, había conseguido poder mirar a los ojos a cualquier rival, por muy fiero que fuera. Don Javier les hacía creerse no sé si mejores, pero por lo menos iguales, eso bastaba.

Endika marcó el gol y toda la vida será recordado. No eran años de redes sociales, no había cámaras de fotos en los móviles y en nuestra mente permanece aquel gol. Son momentos que nunca se marchan de nuestro recuerdo. La foto del once es otra de esas instantáneas que la ves y la encuentras como algo que va contigo. Ese póster ha presidido las paredes de tantos y tantos locales y domicilios que las caras de los jugadores resultaban tan familiares como las de quienes convivían contigo. Algunas veces surge la discusión de quién fue de la partida en ese encuentro y quién no. Patxi Salinas es siempre motivo de apuesta. El de San Adrián cuenta con la gracia que le caracteriza cómo tuvo que preguntar a un compañero si de verdad el míster había dicho su nombre al dar la alineación. Si, era él. Aquel chaval tocaría la gloria.

Esa final fue distinta por todo. La bronca del final con el Pelusa, Clos y compañía quiso enfangar una celebración que era imparable. Creían que se iban a cargar la fiesta y nada más lejos de la realidad. La gabarra fue histórica y aquello situó una vez más al Athletic en el centro del panorama futbolístico. Hoy, cuarenta años después, me vuelvo a poner en pie para felicitar a quienes eran, son y serán mis ídolos. Es verdad que ahora lo hago desde la tranquilidad de haberme quitado un peso de encima al poder volver a vivir y con la edad necesaria un momento tan bonito como aquel. Nuestra historia es así. Celebración por lo que pasó, fiesta por lo que ha pasado e ilusión por lo que pueda pasar, ahora o con espera. Precisamente por eso somos de este equipo. Zorionak leones. Aupa Athletic.