La víspera del quinto aniversario del estado de alarma provocado por la pandemia, RTVE, en aras del ejercicio del servicio público, y pese a las protestas y nerviosismo de la oposición política y todas sus corrientes, emite esta noche, al fin, 7.291. No se trata de una visión de parte sino el documental que desbroza las circunstancias que empujaron a la Comunidad de Madrid a impedir que sus mayores enfermos del virus fueran derivados a los hospitales desde las residencias públicas cuya gestión era autonómica, en base a los llamados protocolos de la vergüenza. Sus muertos son también los de todos esos familiares que sufrimos pérdidas en todo el Estado por la precariedad y errático manejos en estos centros, pero en el epicentro se añadió además un talante de vileza agigantado con la justificaciones del Gobierno de Díaz Ayuso, que en primera persona se ha encargado todo este lustro de ahondar en el dolor. La cinta se topó con trabas de exhibición pero, allí donde se emitió, las salas se llenaron. Basta escuchar uno de los desgarradores testimonios para que uno se conmueva. Se cuenta con respeto, criterio y datos, sin intención de crear facciones sino de entender la historia. Solo quien se dedicó a que la libertad fuera irse de cañas, y no a cuidar a quienes “se iban a morir igual”, profundizó en crear bandos por rédito electoral. Así fallecieron las abuelas que, para Feijóo, encarnan el verdadero feminismo. Tienen cita con el mando a distancia. Por la dignidad. l

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