Acaba de desvelar el mejor amigo de Pedro Sánchez, el CIS, el por qué de eso que llaman suicidio demográfico. Según Tezanos, la falta de medios económicos es la principal razón por la cual la gente tiene pocos hijos (el 77%), junto a los problemas de conciliación (44%), y al hecho de no querer entorpecer la carrera profesional (26%). Hay una cosa que, sin embargo, no explica. El por qué cada vez se vive más pero se nace menos y, sobre todo, por qué hemos cambiado los niños por los perros. Con los índices de natalidad en mínimos históricos, el número de canes en los hogares se dispara. Hay tres millones más de perros que menores de 14 años. Quizá se entiende porque llegas a casa después de trabajar, abres a la puerta y tienes a tu mascota dando saltos como loca, mientras que tus hijos están en su habitación con los cascos y el ordenador y ni se enteran. Y cuando les dices vamos de paseo, los chuchos se vuelven locos de contentos mientras los chavales te sueltan que ni de coña, que están jugando online. De hecho, a veces hay adolescentes y mascotas que parecen los mismos bichos y solo se distinguen porque las últimas tienen más pelo. A lo que iba, los canes actuales son las nuevas criaturas. Tengo una vecina que lleva más a su perro a la peluquería que Carmen Lomana. Creo que le incluye un servicio con arreglo de uñas, y pintado permanente. Que ya solo faltan peluquerías perrunas con final feliz.
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