UNA de las cosas que más me ha llamado la atención del musical Grease que se representa en Euskalduna es que sus personajes han sido revisados y adaptados a las sensibilidades modernas. En esta nueva versión, Sandy ni es tan pánfila, ni tan sumisa como en la película que protagonizaban John Travolta y Olivia Newton-John. En su época, la película chirriaba bastante, me parecía sexista, misógina y homófoba, vamos que no era lo que se dice un modelo a seguir. Pero en la actualidad, apesta a muchos niveles. El personaje de Sandy, basado en agradar al macarra Danny Zuko hasta el punto de transformar para ello su estilo y personalidad, ha hecho que esta icónica producción haya envejecido muy mal. En cuanto lo he comentado en redacción, se ha desatado un acalorado debate y se han formado rápidamente dos bandos: los que están a favor de la censura y los que están en contra. Para los primeros, son actitudes antiguas y no aptas para nuestra sociedad y al reproducirlas en este siglo, no solo están obsoletas, sino que incitan a comportarse de esa manera. Los que no quieren que sea censurada piden que se vea la película con los mismos ojos de esa época. Está claro que por un lado está la cabeza y por otro, el corazón. Porque sea la versión original o adaptada, es imposible no emocionarse en cuanto suenan los acordes de Summer Nights, Hopelessly Devoted To You o You’re The One That I Want.

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