ISFRUTADO San José con la movilidad abierta se acerca otro LABI, suben los contagios y quién sabe si se decretará otro cerrojazo. Se señala a la tensión hospitalaria como el indicador para las restricciones, que no parecen serán tales aunque veamos venir ya si remedio la cuarta ola. Parece una estrategia de vuelo corto, sin luces largas, con cierta volatilidad en el ritmo de decisiones, Navidades, puentes, Semana Santa, de salvar lo salvable, de inestabilidad crónica. Se abren los bares por prescripción judicial y no administrativa pero es ahí, desde la propia administración, donde los "bono-bar" nos impulsan a consumir en lugares hasta hace nada cerrados por seguridad sanitaria. Se abre la movilidad, pero es posible que se cierre para Semana Santa, o quizás después, que hay sectores afectados. AstraZeneca va al cajón por razones de prudencia, hasta que un organismo sube el pulgar y se reanudan los pinchazos no inmediatamente, sino casi una semana después con su consiguientes días perdidos y a más sectores de edad, constatando que, o no era peligrosa o el famoso organismo valora a su manera. Esto era realmente la fatiga pandémica, crónica, inestable y que no responde a la improvisación sino a cálculos muy definidos que sistematizan tanta disposición de regate corto. Luego nos quejamos de los políticos y sus faroles, sus estrategias y sus golpes de efecto. También es crónico y en su escenario tontiloco, hasta se empiezan a mandar al médico.

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