N un momento de la infinita noche electoral estadounidense, el moderador de un debate preguntó a un tertuliano su opinión sobre "lo de Wisconsin". Era un momento de confusión, las encuestas se habían convertido en papel mojado, la lógica daba la espalda a la realidad y el accidente de 2016 dejaba de serlo. Donald Trump parecía en disposición de derrotar a Joe Biden y el periodista buscaba respuestas repasando lo que estaba ocurriendo en cada estado, aunque la anomalía no se centraba en un distrito electoral concreto. Gran parte del país ha vuelto a depositar su confianza en un personaje que siempre parece más preocupado en el interés propio que en el colectivo. El voto por correo dio un vuelco a la votación en Wisconsin y en varios estados de la América profunda y Biden, salvo un golpe de estado judicial, se pondrá al frente de la primera econonomía mundial. Muchas empresas vascas están expectantes ante ese relevo, pero lo cierto es que la economía siempre encuentra los cauces para sortear los obstáculos que ponen los políticos. De modo que las exportaciones vascas a Estados Unidos han seguido creciendo durante el mandato de Trump pese a su discursos proteccionistas. Las empresas a ambos lados del Atlántico no se han dejado influir por los aranceles y las guerras comerciales y han reforzado lazos. La confianza entre socios comerciales solo la pueden romper los errores empresariales. Ni Winsconsin ni Pensilvania tienen tanto poder.