Muy brevemente. Este es el atenuante que ha utilizado el portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, Iván Espinosa de los Monteros, para restar importancia a que durante la campaña de las elecciones europeas de 2014 cobrara de organizaciones del exilio iraní (alguna encuadrada en las listas internacionales de grupos terroristas). Cobró, pero lo hizo "muy brevemente", al igual que su jefe, Santiago Abascal, que como él mismo ha reconocido, también estuvo cobrando "muy brevemente", por hacer nada, de uno de esos chiringuitos políticos creados ad hoc para dar de comer a estómagos agradecidos. "Muy brevemente" realizó acciones propias de una arquitecta, sin tener la titulación necesaria, la presidenta de Vox en la Comunidad de Madrid y pareja de Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio, aunque esa brevedad se prolongara por casi una década; ya se sabe que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Si la ultraderecha, eterna guardiana de las esencias del orden social y dique de contención del libertinaje sobre el que cabalgan las hordas rojo-separatistas, hace del "muy brevemente" su atenuante patrón de comportamiento, estará justificando la agresión del maltratador a su pareja ("una paliza en un santiamén"), la violación ("no dijo que no"), el insulto racista ("un momento de desahogo"), la corrupción ("robé lo justo"), la mentira ("y a callar")... Así las cosas, yo diré que fascista y chorizo, se es o no se es, no hay decimales; y se es para siempre, no "muy brevemente".