SON esos mundos que están ahí, en pleno siglo XXI, muy a pesar de que las evidencias científicas los desterraron de entre nosotros hace una eternidad. El primero es el de los tierraplanistas. Esos que aseguran que el mundo en el que habitamos es plano e incluso organizan cruceros para demostrar sus teorías. Cinco siglos después de que Juan Sebastián Elcano cincunnavegara la Tierra, aún tienen adeptos. Les siguen de cerca los antivacunas. Esos padres que confunden el tocino con la velocidad y que preferirían seguir viviendo entre viruelas y sarampiones con el único fin, se supone, de evitar la superpoblación mundial. También esprintan para seguir en el podio los que niegan que Neil Armstrong diera "un pequeño paso" para pisar la luna en lo que significó "un gran salto para la humanidad". Esos que creen que el alunizaje del Apolo XI en nuestro satélite solo se produjo en un secreto set de rodaje. Junto a ellos se sitúan los que aseguran que los gobiernos de Estados Unidos ocultan desde hace años la llegada de ovnis con extraterrestres a nuestro planeta. También se dejan sentir cada cierto tiempo los que piensan que Adolf Hitler, Elvis Presley o Michael Jackson continúan vivos. O los que piensan lo contrario, que Jordi Hurtado es un holograma en un bucle continuo dentro de Saber y ganar. Solo mentes obtusas y desinformadas pueden creer cosas así. Viven en universos para lelos.

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