Si usted va a seguir la decimotercera temporada (legislatura, le dicen) que arranca en Cortes Channel, no siga leyendo esta columna, pues contiene spoilers. No obstante, si es uno de esos frikis que se ha tragado las doce temporadas anteriores, ya le avanzo que los guionistas no se han devanado mucho los sesos, pese a que han introducido nuevos personajes que, a priori, esperan que les den mucho juego de escaños, que son los tronos de sus señorías. Los actores principales son los mismos de la última temporada, aunque con un reparto distinto en cuota de protagonismo: socialistas, populares, podemitas y ciudanitas, que libran sus batallas siempre mirando de reojo a los nacionalistas, que unos días les dan la vida y otros, directamente, la muerte. En esta temporada que empieza, a alguien se le ha ocurrido meter unos malotes de libro, por aquello de que cuanto más canallas, más batallas. Y ahí están los voxeítas, unos expertos en contiendas y tronos de ficción, con toda la milonga de Covadonga, Don Pelayo y la reconquista por Dios. Hasta aquí no hay spoiler, porque todo esto viene en los títulos de presentación. Lo que no debe leer es esto que viene: el partido, o partidos, en el gobierno deberá recurrir a nacionalistas vascos y/o catalanes para poder llegar vivo al final de la temporada, mientras que en los bancos de la derecha habrá puñaladas cainitas para matarse entre ellos. ¿Que vaya filfa de spoiler? Pues sí. El quid está en saber quién sobrevive, pero ese spoiler no lo largo, que me empuran.