Es lo de lo urgente y lo importante. Mi oficio, en realidad, es el del fogonero. Me paso las horas echando sin descanso paletadas de actualidad a una caldera cada vez más voraz. La angustia por estar a la última me hace perder, casi literalmente, la noción del tiempo. Así es como, un buen día, se te echa encima el calendario para que caigas en la cuenta de que Onda Vasca, el proyecto comunicativo que te ha procurado tantos momentos de satisfacción (y alguno que otro sinsabor, ojo) ha cumplido quince años. La pregunta inevitable es la del célebre verso de Neruda: ¿Nosotros, los de entonces, somos los mismos? Creo no ser excesivamente autocomplaciente en la interpretación si digo que, en lo básico, sí. En lo personal, es posible que tengamos algunas canas, algunas arrugas y algunos resabios más. También es una evidencia, y sostengo que digna de mostrarse orgullosos, que lo que sale hoy desde nuestros estudios no es lo que salía el primero, el segundo, el tercer o el cuarto año. Eso habla de nuestra capacidad de adaptación a un medio y a una realidad que, volviendo al principio de la perorata, es implacable y no se detiene a esperar a nadie. Como si fuera una paradoja, mientras hemos ido envejeciendo algunos de los que la hacemos, nuestra programación no ha parado de rejuvenecerse. Hoy podemos presumir de ofrecer a nuestros queridísimos oyentes y anunciantes unos productos más que dignos y, desde luego, a la altura de los tiempos y capaces de competir con las propuestas de otros que nos decuplican en medios.

5

En imágenes: Onda Vasca celebra su gala del 15 aniversario en el Palacio Euskalduna Oskar González / José Mari Martínez

Esto lo hemos hecho siempre con los pies en suelo. O, mejor dicho, en la tierra. En esta tierra vasca que es la que da sentido a todo lo demás. Lo digo sin el menor ánimo esencialista, simplemente como pura constatación de que, además de la vocación de informar, acompañar y entretener, nos mueve una visión de país muy concreta. Y en eso sí que puedo afirmar que nosotros y quienes nos escuchan seguimos siendo los de entonces. A mucha honra. -