lOS más recientes datos económicos en Euskadi y en el Estado hablan, en el primer caso, de un comportamiento equilibrado del crecimiento económico al 2,2% -una décima por encima de las previsiones pero en línea con la ralentización del entorno- unido a una tendencia clara a la reducción del desempleo. En el segundo, las incertidumbres son mayores en tanto que la dependencia de la economía española del sector servicios y el turismo someten a ciclos estacionales el comportamiento de las principales variables. En paralelo, la campaña para las elecciones generales de mañana ha definido con trazos gruesos las alternativas de la política económica. Desde una liberalismo ultraortodoxo que no ha demostrado cómo cuadrar las cuentas del bienestar con la rebaja de impuestos, hasta una perspectiva de incremento del gasto que no ha sido nítidamente acompañada por un programa de incentivación de la economía que explique la disponibilidad de ingresos fiscales y a la vez disipe el fantasma de la recesión. Desde ambos extremos, el efecto sobre el modelo socioeconómico no se ha descrito con rigor. Euskadi, su economía, precisa de una estabilidad y una seguridad regulatoria. El crecimiento de la actividad industrial y de las exportaciones hablan de una economía dinámica, capaz de tomar posiciones en mercados globales y de mantener el ritmo de innovación que los clientes demandan. En ese contexto, las elecciones de mañana no pueden servir para introducir incertidumbres. Más allá del futuro inquilino de la Moncloa y además del devenir del modelo de estado, el domingo debería consolidarse un escenario de estabilidad que permita encarar los retos económicos del país, donde el modelo vasco de crecimiento proyectado desde las instituciones ha acreditado su solvencia. Ahí están la productividad, la capacidad de internacionalización, la apuesta por la I+D+I y, en paralelo, la introducción de factores de estabilidad en el empleo, de incremento de los márgenes salariales como uno de los modos más estables de asegurar el equilibrio fiscal y de la Seguridad Social. Por esa vía, los nudos gordianos de las pensiones, la calidad del empleo y la sostenibilidad de las empresas vascas se desenredarán con más solvencia que mediante una mera estrategia de ajuste fiscal o de ultraliberalización del mercado. También para eso sirve el voto mañana.