LAS coaliciones electorales son, por definición, alianzas -más o menos estables o duraderas en el tiempo- suscritas entre formaciones con el objetivo de unir fuerzas y aglutinar el voto en busca de mejorar los resultados y el número de escaños en las urnas. A lo largo de la historia ha habido numerosas y variadas coaliciones -o, según determinadas formaciones, “confluencias”- en diferentes comicios, con resultados dispares e incluso inesperados. El acuerdo de coalición alcanzado la semana pasada en Nafarroa entre las tres derechas PP, UPN y Ciudadanos es, sin embargo, una alianza peculiar por cuanto surge de la pura debilidad de estas fuerzas, de la inmensa falsedad argumental que pretende justificarla y de la evidente incompatibilidad programática -y, en algún aspecto fundamental, estratégica- entre los partidos que la firman, aunque pretenda ocultarse o minimizarse. Baste como ejemplo de ello que al día siguiente de formalizarse esta unión Ciudadanos reiteró lo que ha venido sosteniendo desde su fundación a nivel español: que su objetivo sigue siendo la liquidación del régimen foral, de los derechos históricos, del Concierto y el Convenio y, en definitiva, de lo que tan falsa como reiteradamente denomina “privilegios” y que constituyen la esencia del autogobierno de Nafarroa y la CAV. Todo ello, mientras los llamados foralistas de UPN -que humilla sus siglas a cambio de algunos puestos- y del PP callan o intentan esconder la evidencia. La realidad, que tampoco esconden estas derechas, es que su única finalidad es “frenar al nacionalismo” y materializar la reconquista de Nafarroa al estilo de lo que hicieron en Andalucía, desalojando al Gobierno del cambio para regresar a los oscuros y penosos años del régimen en la comunidad foral. Pero, como ya se ha demostrado en muchas ocasiones, las coaliciones antinatura y de objetivo exclusivamente frentista y excluyente no suelen resultar y la suma de uno más uno no siempre son dos. Que recuerden, por ejemplo, la entente Mayor Oreja-Redondo Terreros en la CAV en 2001. Por ello, resulta insólito que Alfonso Alonso busque una coalición similar con el antiforal Ciudadanos para la CAV. Insólito, pero revelador del nerviosismo y del actual estado del PP, que ve cómo elección tras elección va perdiendo votos y aumentando su irrelevancia política en Euskadi. De ahí que haya pretendido un pacto tras el que parapetarse de su propia debilidad para sobrevivir.