Desde intentar contraponer trabajo y salud, como si fueran elementos incompatibles, repitiendo, hasta la saciedad, una necedad: que a los que promovían la vuelta al trabajo les traía al pairo la salud de las personas trabajadoras. El hilo no es de ahora, viene de lejos. Ha tenido un punto álgido con motivo del trágico accidente laboral sucedido en el vertedero ubicado en Zaldibar, acompañado, entonces también, de las consabidas presiones y hostigamiento a cargos públicos y sedes de determinados partidos políticos. Y es que los episodios de seguimiento que estamos viviendo en la actualidad, siempre han existido con mayor o menor virulencia, antes y después de la desaparición de ETA. Y es que algunos entienden que dicho proceder es lícito y legítimo, ayudados, en parte, por el hecho de que algunos son incapaces de romper con su pasado y de poner pie en pared ante semejantes prácticas, alejándose de ellas y condenándolas.

Pues bien, la vuelta al trabajo se ha producido sin que ello haya supuesto un aumento del número de los contagios, es más, parece que el avance de la enfermedad se está produciendo, fundamentalmente, en el ámbito familiar, aunque, no lo olvidemos, no podemos lanzar las campanas al vuelo, ni relajarnos, porque el virus sigue entre nosotros. Aquellos, sindicatos y fuerzas políticas, que auguraban un repunte de la infección, tan activas entonces, han errado en sus vaticinios, pero siguen callados ante la evidencia. Otro tanto ha sucedido con motivo de las denuncias interpuestas contra distintas instituciones públicas en relación a la gestión de la pandemia en las residencias de mayores. Ninguna ha prosperado. Pero después de una campaña de desprestigio y confrontación inmisericorde, ahora, el resultado ha sido orillado, cuando no silenciado.

Otro tanto podemos decir con motivo de la vuelta a los centros educativos. El epicentro de la campaña se sitúa ahora ahí. Da igual que decenas de adolescentes se junten y paseen, como si tal cosa, por infinidad de lugares sin guardar un mínimo de distanciamiento físico, ni porten la consabida mascarilla€ También que el importante aumento de los contagios en ciertas franjas de edad se haya producido fuera del ámbito escolar. Ahora, los mismos agoreros de siempre vaticinan que las escuelas pueden convertirse en el próximo foco de la infección. La cuestión es que la campaña, el ruido, antesala de la otra campaña que en julio nos espera, prosigue.

Y en relación con esta última, recientemente, algunos representantes políticos, han lanzado su última andanada. Auguran que las elecciones al Parlamento Vasco no vayan a resultar del todo limpias ni democráticas. Igual intentan ponerse la venda antes de la herida, dado que, igual, tanta obstrucción y sobreactuación, más que réditos electorales, les reporte mermas en votos y en escaños. Y si el resultado es a la inversa, proclamarán a los cuatro vientos, que gracias a sus denuncias las elecciones han resultado algo más limpias€ ¡Al tiempo!