IKEL San José aparece en la lista para el partido de hoy en Mestalla, no así Beñat Etxebarria. Así ha sido en las cinco jornadas previas, no en la primera donde también figuró Beñat. De esto trataba el asunto que ha vuelto a dejar con el culo al aire al Athletic, de poner los medios para satisfacer el deseo de Gaizka Garitano. Se ha cansado el técnico de reiterar que quería a ambos hasta la finalización del calendario liguero, pero ha habido que esperar hasta el último instante para que dicha petición se materializase. Y Garitano, como todos, se enteró gracias a que los propios futbolistas anunciaron su disposición a seguir a través de un escrito. Mientras, el club permanece en silencio, enclaustrado, desaparecido, como si fuera ajeno a la situación.

Mira que era sencillo resolver este inconveniente administrativo generado por el desfase entre la vigencia de la competición, hasta bien entrado julio, y la caducidad de los contratos de San José y Beñat, el 30 de junio, o sea, ayer. Pues, según lo visto, para la directiva de Aitor Elizegi y el director deportivo, Rafa Alkorta, ha supuesto un problema gordísimo, tanto que les ha superado por completo. No supieron abordarlo a tiempo y erraron el enfoque con la incalificable propuesta de que continuasen gratis y punto. Bastante después, trataron de sacar el pie del charco con un apaño consistente en ofrecer un seguro de lesiones. Y ahí se plantaron, incapaces de habilitar el cauce que condujera a un elemental consenso.

Que Beñat y San José no estén la campaña venidera es una decisión antigua y los interesados tenían motivos para darse por enterados. Dicen por ahí que casi un año atrás Alkorta se lo dejó caer, si bien se remitió al tramo final de la presente campaña para explicitarles el criterio que manejaba. El discurrir de los meses no habría variado la opinión de Alkorta, pero la pareja de veteranos sostiene que ese mensaje pendiente que ratificaría su salida del Athletic no se ha producido.

Este detalle, que revela un malentendido, sería un factor secundario en el análisis del desagradable episodio al que ahora hemos asistido, pues los jugadores tenían asumida su fecha de caducidad en Bilbao. Por otra parte, nadie que haya tratado a San José y Beñat osaría poner en duda su buena disposición ni su identificación con el escudo que aún defienden. Siendo esto así, la pregunta es ¿cuál era entonces el impedimento para acordar con ellos una salida normalizada, limpia?

La única respuesta posible apunta a una acusada ausencia de empatía de los dirigentes de la entidad en sus relaciones con los profesionales bajo su órbita. Empatía como sinónimo de tacto, sensibilidad, competencia y respeto. Con motivo de la penosa gestión del club que derivó en la salida de Markel Susaeta, hubo quien recurrió al atenuante de la inexperiencia para justificar el proceder de quienes ejercieron de interlocutores del capitán. Si fue así, un año largo después, sería legítimo pensar que no han aprendido nada.

La reincidencia, sin embargo, invita a creer que el déficit de recursos de las cabezas visibles del Athletic para dialogar o negociar con la plantilla, es de origen o viene de fábrica; al gusto. Su funcionamiento denota que ignoran el terreno que pisan. El lunes a media tarde, en la antesala de la fecha tope, hasta que salió la nota de San José y Beñat, el club no podía asegurarle a Garitano si podría contar con ellos para Valencia. Ayer, el club aún seguía sin tener el detalle de agradecerles la postura adoptada.