horribilis Cejas delatorascursillito

Cuando esta semana se cumple un año del primer fallecimiento oficial por covid-19 y hoy ya son más de 63.000 los sobremuertos, unos 190 fallecidos al día de media, con la muy posible negra expectativa de llegar a 100.000, me tentaría la ropa y cosería la boca antes de afirmar incongruencias. Más cuando su palabra escrita obliga a todos; así que parece tener razón el experto de la Organización Mundial de la Salud Daniel López Acuña, al afirmar que la sentencia de este juez es una medida contra la salud pública. Tal vez porque haya sido una sentencia muchísimo más socioeconómica que sanitaria.

Pero no creo que haya sido la única andanada contra la salud pública. Sin ir más lejos, después de ver ayer la tramoya de EPI electorales en colegios, mercados, polideportivos y otros variopintos lugares para poder votar en Catalunya, me pregunto en qué bando juegan los jueces que han obligado a que se celebren estas elecciones justo en el punto álgido del estado de alarma sanitaria. Las cejas de estos jueces no pueden ser la razón.

Tal vez la mayoría caminemos pensando que solo padecemos una pandemia sanitaria sin percatarnos de que la realidad de este último año sea una auténtica sindemia, concepto acuñado por el antropólogo médico Merrill Singer para definir la situación que sufrimos como un conjunto de interacciones biológicas, sanitarias y sociales. Está claro que el permiso de apertura de la hostelería o el aval judicial a elecciones de alto riesgo sanitario nos sitúa en esta urdimbre endiabladamente trabada de intereses sindémicos, sean sociales, económicos, políticos o geoestratégicos. Como reconocía esta misma semana el ministro de Justicia de Israel, ellos vacunan mucho porque han comprado más dosis después de pagar más que otros países. Poderoso caballero es don dinero, también para la salud.

Bueno sería que comencemos a asimilar que las nuevas pandemias (víricas las más) a las que inexorablemente nos veremos abocados en adelante, no serán solo sanitarias sino sindémicas con el cambio climático y sus desplazados, falta de agua, contaminación de océanos, fuentes de energía, inestabilidad laboral, inmigración€ Y que en todas estas nuevas crisis venideras puede que la seguridad sanitaria comunitaria no sea lo que más importe a todos. Entre otros a ciertos jueces, solo por citar.

nlauzirika@deia.com@nekanelauzirika