A está aquí, entre nosotros, ese nuevo mundo que viene a suplir al continente americano que gastó ese nombre en los tiempos de su descubrimiento. Aquel se quedó en el viejo nuevo mundo. Según escribo esta entrada viene a mi memoria algo que escuché tiempo atrás. En el colegio le contaron que Núñez de Balboa fue "el primero" que vio a la vez los océanos Atlántico y Pacífico. Galeano levantó la mano y preguntó: "¿Los indios que vivían allí eran ciegos?". Siempre defendió "la voz de los no invitados a la fiesta".

Hoy, cuando se reproduce una estirpe de desterrados (hay gente de entre épocas que no ha sido capaz de digitalizarse por la edad o por el desconocimiento y no sabe qué pedir ni cómo...), cobra auge otro nuevo mundo: el metaverso. El término tiene su origen en la novela Snow Crash publicada en 1992 por Neal Stephenson, que recrea un universo consensuado que hace referencia a un mundo virtual ficticio o un espacio virtual colectivo. Dicen que el futuro se forjará en esas calles y que el bitcoin será la nueva moneda de pago. Da miedo o ilusiona.

He ahí el porvenir que nos aguarda a la vuelta de la esquina y que llega dando pasos de gigante. En ese universo se manejan algunos mecanismos que ya conviven entre nosotros. Si uno hubiese dicho hace, qué se yo, una década, eso de "Hazme un Bizum" el interlocutor hubiese desempolvado el Kamasutra por si acaso le hubiese quedado algo en el tintero. Hoy el Bizum es una forma de pago o de cobro ágil, ligada a la tecnología móvil y que evita las transacciones bancarias y el uso de moneda contante y sonante. Bizum no es una aplicación para smartphone, no hay que descargarse nada. Solo precisa la app de tu banco. Y ahora la Administración nos asegura que acepta esa forma de pago y cobro. Hoy los tiempos aceleran que es una barbaridad.