O es fácil guardar el equilibrio cuando todo se mueve. Y ya ni les cuento si lo que se agita son algunos de los pilares maestros de nuestra vida, asuntos cruciales como el agua que nos quita la sed y la medicina que nos da la salud. El traqueteo de estos días recuerda al de un viejo ferrocarril -tran-tran, tracatrán- que no le deja a uno desplazarse en un viaje plácido.

Ya lo habrán leído: el precio del agua subirá en torno a los cinco euros por trimestre. No se trata de rasgarse las vestiduras, pero si a ello se le suma la tremenda escalada del precio de la luz, uno ya siente el peso de las facturas y, sobre todo, la idea de que la ciudadanía, así, en abstracto, es la paganini de estos tiempos duros. Nos dijeron que harían lo posible para sujetarnos en el alambre en los duros tiempos de la pandemia, que tantos estragos hizo en las empresas y en los bolsillos de los trabajadores, y de repente, ¡zas!, la bolsa de la vida se encarece sin que los gobiernos el mundo parezcan buscar el antídoto a esta epidemia de las facturas.

Al menos una noticia surge como contrapeso. Lakua ha decidido subvencionar con 55 millones de euros la construcción de una nueva Facultad de Medicina de Bilbao. Van a invertir en la formación de quienes se preparan para trabajar en las ciencias de la salud junto al hospital de Basurto y, por lo visto, era algo necesario, sobre todo si se juzga que harán hincapié en la investigación. Ese es el árbol de la ciencia que da buenos frutos: las patentes y la creación de star-ups.

Ya nos lo dijo Plutarco y desde entonces nada ha cambiado al respecto: "El conocimiento no es una vasija que se llena, sino un fuego que se enciende". Vamos a confiar que la investigación nos traiga eso: calor que desentumezca los huesos y brasas para la cocina.

Bien es sabido que en principio la investigación necesita más cabezas que medios. Lo que ocurre es que sin los segundos hay muchas cabezas que pueden caer en la tentación de ir a posarse en otras tierras. Para dar con la tecla nueva o con la diferente hace falta una mente despejada. Y si uno anda preocupado o preocupada sobre cómo pagará los gastos de la casa -la luz, el agua y menudencias semejantes...- le resulta muy complejo el análisis al microscopio. Sabemos que la ciencia se compone de errores, que a su vez son pasos hacia la verdad. No dejemos que tropiece en el camino.