SÍ, ya lo sé, no debería dejarme llevar por la polémica ya de todo punto insoportable de las listas de EH Bildu y los fantasmas de ETA. Pero no comparto esa corriente de opinión que sostiene que de lo que no nos gusta no hay que hablar, como si por darle la espalda dejara de existir. Creo que hay asuntos que hay que tratar abiertamente y llegar hasta el fondo. Hablar de algo o de algunos no es necesariamente hacerles propaganda. Es justamente todo lo contrario si lo que se pretende es desnudarles y dejarles en evidencia. No voy a perder el tiempo en contextualizar demasiado, así que me referiré al asunto como “lo de Bildu”. Y “lo de Bildu” debería haber terminado en el momento en el que los candidatos señalados (de forma justa) por Covite anunciaron que recogen cable. Y el carpetazo definitivo debería haber llegado con el epílogo de la Fiscalía del Estado. Bildu es legal. Punto. Pero no punto final. Al menos no para el Partido Popular, o para el sector más recalcitrante del PP.

“He querido que los ciudadanos supieran y tengan muy claro que el Gobierno, y yo personalmente, he autorizado contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación (…) Yo siempre tendré una actitud de generosidad, de mano tendida y de espíritu abierto”. ¿Se imaginan a Pedro Sánchez diciendo esto? El autor del entrecomillado es, por supuesto, José María Aznar, el presidente español que autorizó el mayor número de acercamientos de presos de ETA. Y lo dijo en 1999, cuando ETA estaba en plena y macabra actividad. Repaso los titulares de entonces: “Aznar reafirma estar dispuesto al perdón y la generosidad”. “Si los terroristas dejan las armas, sabré ser generoso”. “Aznar admite que la independencia vasca es legítima si no se impone por la fuerza”. Buceo en más hemeroteca. Año 1993. “Juan Cruz Alli y Miguel Sanz (UPN-PP), junto a Mauricio Olite, Patxi Zabaleta y Adolfo Araiz (Herri Batasuna) se reúnen para negociar los Presupuestos de Navarra”. ¿Sigo?

Volvemos al presente. Mientras Núñez Feijoó, Gamarra y compañía echan el freno de mano, Isabel Díaz Ayuso y acólitos pisan el acelerador. Un tal Pedro Rollán, dicen que es senador, suelta que “los cimientos de la Ley de Vivienda están sobre las cenizas del atentado de Hipercor”. La baronesa apuesta por la ilegalización: “Bildu no es heredero de ETA, sino ETA. ETA está viva, está en el poder, vive de nuestro dinero”. Qué más da lo que diga la Fiscalía. Qué más da lo que diga Consuelo Ordóñez. El mundo por montera. Hasta en la tertulia de cuñaos de El Hormiguero (ojo, el programa de televisión más visto a diario) el sanedrín antisanchista liderado por Motos y el todólogo Juan del Val se ha contenido en peticiones “ilegalizadoras”. Doy por supuesto que usted ya ha visto la película Los Otros. No me venga ahora con lo de los spoilers. Se lo digo porque Ayuso me recuerda a aquella Nicole Kidman, candil en mano, buscando fantasmas en el caserón… sin saber que, en realidad, la fantasma es ella.

Periodista de Onda Vasca-Grupo Noticias