OBSERVANDO el Newcastle-Chelsea (1-2) surge la siguiente controversia: el equipo londinense domina ampliamente al equipo del norte de Inglaterra, pero sucede que para una vez que se acerca a la portería de los blues Joselu bate con un remate de cabeza a Kepa Arrizabalaga, que se la traga junto al palo izquierdo. Hay quien opina sin embargo que fue mérito del rival, un buen gol del delantero español, y ahí surge el quid de la cuestión: un portero de 80 millones de euros tiene que parar un balón como ese, es decir, está como obligado, pasando por alto la lógica (tan ilógica) del fútbol, los caprichos del destino o la necesaria confianza, y tiempo, que requiere un fichaje de tan altos vuelos como el de Arrizabalaga.
Finalmente, un gol de Yedin en propia meta dio la victoria al Chelsea en St. James Park y aplacó una discusión de mayor calado sobre Kepa y sus circunstancias adyacentes, como ser el portero más caro en toda la historia del fútbol mundial y fichaje récord del actual mercado británico.
Es lo que tienen las victorias y sus efluvios terapéuticos entre la afición, y al contrario. Pongamos que el pasado lunes, en el esperado estreno liguero ante el Leganés, Unai Simón la pifia en vez de salir triunfante con aquel paradón decisivo. Entonces, seguramente, no habrían faltado los paños calientes ni razones para la justificación: natural, pobre chico, de repente titular nada menos que de la portería del Athletic, así, de súbito, con la responsabilidad que entraña, pero si la criatura jugaba hace un mes como aquel que dice en Segunda B... Y al contrario: pero cómo diantres se le ocurre al Toto Berizzo represaliar a Remiro (porque es una represalia dejarle fuera de la convocatoria) porque se resiste a renovar según los dictámenes y caprichos del club, habrase visto cosa igual...
“Su predisposición en los entrenamientos ha sido total”, aseguró ayer el técnico argentino sobre el portero navarro, hombre clave en el prodigioso ascenso a Primera División del Huesca, que hoy rendirá pleitesía a la Catedral junto al busto de Pichichi, como es de rigor. Y después, los muy malandrines, intentarán hacerle la puñeta al Athletic, poniendo otro jalón en la apasionante aventura que acaban de iniciar en la máxima categoría futbolística. Y si entonces Unai Simón la pifia, volveríamos a poner más paños calientes, no sin antes repetir ¿pero acaso no era Remiro la firme alternativa, la apuesta del entrenador, el chico elegido para defender la portería rojiblanca y además se entrena a las mil maravillas...?
A la espera de saber si finalmente el Athletic ha generado un problema donde antes había encontrado una solución, lo cierto es que la figura de Kepa se difumina cadenciosamente entre la niebla londinense y un mal recuerdo. Conocido que hay tres porteros de categoría, sus partidos en el Chelsea se miran desprovistos de pasión, con una pizca de morbo y bastante indiferencia.
Sin embargo habrá que esperar a hoy, cuando Berizzo dé a conocer la convocatoria, para saber si se repite el ostracismo de Remiro o si en la lista de descartados también incluye a Iker Muniain, que tampoco ha renovado, para presionarle, como a su paisano. Intuyo que a tal grado de atrevimiento no alcanza ni el técnico ni su valedor, Josu Urrutia, como es natural.
Tampoco estará en la convocatoria, supongo, Aritz Aduriz, aunque reconforta saber que su lesión no parece gran cosa, pues visto el vigor desplegado el pasado martes en las txosnas, dándolo todo por la causa fiestera, a lo mejor Berizzo lo incluye entre los elegidos.
Ver a los jugadores del Athletic de noche sandunguera, y más en Aste Nagusia, no es nuevo. Lo que sí es nuevo es la presencia de millares de personas con el móvil en la mano dispuestos a desenfundar cuan despiadado pistolero a la mínima oportunidad, y Williams lo sabe, y aún sabiéndolo se ha expuesto al escarnio público. Así que antes de pedir “por favor respeto a nuestra intimidad”, conviene que el futbolista se respete a sí mismo, y sobre todo a su novia, y si no que se dedique a otra cosa. Seguro que ya ha tomado buena nota. Qué remedio.