LOS Juegos Mediterráneos comenzaron el pasado viernes en Tarragona y ahí que se plantó la egregia figura de Felipe VI, y a un metro del mismísimo Quim Torra, aunque con Pedro Sánchez de por medio, por si acaso se les ocurría lanzarse punterazos a la espinilla. No sé si por un casual vieron la ceremonia de apertura, porque daba grima ver el estadio medio vacío, a tal punto que casi había más deportistas, en número de 4.000, que espectadores, muy rumbosos todos ellos, eso sí, pues lo mismo pitaban al rey, costumbre muy arraigada en Catalunya, que le vitoreaban, lo cual me da que eso estaba planificado.
Y, efectivamente, los Juegos Mediterráneos ya están aquí, pero con un año de retraso, con el dinero menguante (la piscina, por ejemplo, se presupuestó en 12 millones de euros y se adjudicó en 2) y entre la indiferencia del espectador, a quien se le ocurre organizar toda esta parafernalia deportiva en plena vorágine del Mundial de fútbol.
Así que, y sin que sirva de precedente, hay que reconocerle a Felipe su contribución a la causa, pues gracias al pollo que se montó con Quim Torra y el catalanismo agraviado al menos se sabe que en Tarragona han comenzado los Juegos Mediterráneos más multitudinarios de la historia. Ahora bien, desaparecido Su Majestad del escenario, también se desvanece la polémica, y los Juegos a duras penas encuentran refugio suburbial en Teledeporte, el canal oficial. Resulta desolador ver los escenarios de las diferentes competiciones. Sin alma, sin gente.
Participan, en 33 disciplinas deportistas, 26 países, y aunque es lógico que estén Francia Grecia, Italia, Chipre, Egipto o Marruecos, ya me dirán que pintan Serbia, Kosovo, Macedonia (¿reminiscencias de la antigua Yugoslavia?), Andorra o Portugal, países a donde difícilmente llegan las brisas del Mediterráneo.
En muchas competiciones el nivel de los deportistas es alto (Mireia del Monte en natación, por ejemplo), pero en fútbol se fogean jugadores sub 18, al mando del simpar Luis de la Fuente, que el viernes no tuvieron piedad con Argelia (4-1). Entre esta camada de promesas jugaron como titulares Aitor Paredes, un central que se incorpora al Bilbao Athletic, y Oihan Sancet, el centrocampista navarro a quien Eduardo Berizzo le ha echado el ojo y realizará la pretemporada con el primer equipo rojiblanco. De lo poco que le he podido ver, me da que tiene muy buena pinta y en consecuencia no me extraña que el club bilbaino descarte el fichaje de Mikel Merino, terminando con una cantinela que ya aburre. Al parecer se va a la Real Sociedad, dicen que por 12 millones de euros, pero un jugador que en el Newcastle, que es un equipo del otro barrio, ha ejercido mayormente de suplente, tampoco parece la quintaesencia, y menos para un club donde lo que sobra son precisamente futbolistas de sus características.
Confío en el instinto de Berizzo, porque reconozco que estoy conturbado con la descomposición del bielsismo, comenzando por el maestro, el gran Marcelo, empeñado en otra aventura menor con el Leeds United, leyenda del fútbol que malvive por la segunda división inglesa. ¿Y qué me dicen de Jorge Sampaoli?, probablemente el personajes más denostado de Argentina, convertida en una nación sufriente por culpa del balón, un técnico que no sabe ni por dónde le da el aire y de Messi, el genio que se extravía de pura ansiedad cada vez que juega con la albiceleste.
Hechizados por todo lo que hace en el Barça, le exigen que haga lo mismo con su selección, donde hay un técnico incapaz de dar con la mezcla precisa y sin el material exquisito que maneja Ernesto Valverde en el conjunto azulgrana. Para colmo, por el escenario de la angustia vital aletea con sus alas negras Diego Armando Maradona, convertido en un payaso sin puñetera gracia y sin embargo con la capacidad intacta para ejerce de oráculo entre la hinchada argentina.
Está interesante el Mundial de Rusia, con Alemania que pasa de rozar la catástrofe a emerger con la solvencia acostumbrada. También sufre Brasil, pero acaba imponiendo su ley. Se intuía un apasionante cruce en octavos entre estos dos gigantes, pero es muy probable que ambos quedarán primeros en sus respectivos grupos. Polonia, que iba de cabeza de serie, ya está fuera; renace Colombia, la renovada Inglaterra arrasa a la primeriza Panamá, donde se dan por satisfechos con la experiencia; Bélgica confirma las expectativas creadas y en España sigue el misterio: ¿Qué será ante Marruecos? ¿Logrará De Gea, por fin, realizar alguna parada? Está bonito el Mundial.