En su casa, hasta los pobres son reyes, dijo Lope de Vega. Propiciarles esa sensación regia es el objetivo de la cadena Abba Hoteles para con sus clientes, aunque visto el cariz que está tomando la monarquía no sé si pronto revisarán su plan de acción. Vienen a alojarles en apartamentos diseñados con todo esmero y que ofrecen al inquilino esa sensación de confort y calidez que no siempre se logra en una habitación de hotel. Se diría que por fin aparece alguien que da respuesta a Groucho Marx cuando, en no recuerdo ahora qué película, pronunciaba el siguiente diálogo chisporroteante, ¿se acuerdan? El bueno de Groucho descolgaba el teléfono y se oía su voz caprichosa: "¿Servicio de habitaciones? Mándenme una habitación más grande..."
A mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo, dijo Oscar Wilde, el santón del lujo que ahora rescata la cadena hotelera para el turismo urbano, ese que busca sentirse en cada ciudad como en la suya, pero aún por estrenar. Ahí está el colmo de la lujosa trivialidad: sentirse en casa en las antípodas de tu domicilio.
Basta darle al play de la imaginación para creer que en lugares como estos, en apartamentos exclusivos de este tipo, es donde se hace de carne y hueso la letra de aquella canción de Joaquín Sabina; aquella que decía "no es que no quiera, es que no quiero querer,/echarle leña al fuego del hogar y el deber,/la llama que me quema cada vez que te veo/me dice que es absurdo programar el deseo,/al cabo de unos años estaríamos los dos/adultos y aburridos frente al televisor./Hotel, dulce hotel,/hogar, triste hogar,/estatuas de sal,/habitación con vistas a tu piel" y que tanto bien hizo a los crápulas y tanto mal a los matrimonios.
Al parecer han sido los propios viajeros los que han hecho visible la necesidad: están hartos del bufé de desayuno, el cajetín de las llaves (hoy trocado por el cajetín de la tarjeta magnética...), la mirada furtiva -a veces cómplice, a veces de reproche y siempre indiscreta...- del conserje y el ascensor donde alguien te habla cuando no quieres.