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Devuélveme la publi

Está también la gran razón democrática. Me explico. El espacio radioeléctrico es de dominio público, a la vez que la comunicación social constituye un servicio estratégico cuyo interés general debe estar garantizado. Y para que la democracia no peligre por el control particular de este sector tan sensible, necesitamos una televisión pública potente que contrapese la fuerza egoísta de los medios empresariales, lo que implica recursos económicos e inteligencia gestora. Ceder la publicidad es una concesión negligente, porque a la vez que aumenta la hegemonía de lo privado reduce la fuerza de lo colectivo. En este desequilibrio está la contingencia de una tiranía invisible. El mensaje de que la televisión pública es el instrumento propagandístico del partido de turno, siendo una desgraciada verdad -en mayor o menor medida, según los casos-, no es más que la corrosiva farsa de quienes aspiran, con nuestra cómplice estupidez, a implantar el sistema de la codicia.

Pero Rajoy, mire usted, no atiende a razones: apoyó entonces el saqueo de la publi y ahora tiene un compromiso para el exterminio de las autonómicas. UTECA y el PP son socios en este negocio canalla. Pronto vendrán a por ETB. ¿O ya están aquí?