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Directamente Adela

Rectificar es un arte. También es una ética. Es arte porque ensalza la belleza de la condición humana, con sus fragilidades y derrotas. Y es ética porque es movimiento de mejora escarmentada. A nuestra ETB le cuesta mucho rectificar, lo que es peor que equivocarse. Después de dos años y medio de desplome se abre una luz de esperanza con el regreso a la dirección de programas del experimentado Pello Sarasola y con la plena recuperación de Adela González, uno de los iconos de la televisión pública en sus felices tiempos de liderazgo, que toma el mando de Euskadi directo en su única y natural ubicación en las tardes vascas. Marginada como secundaria de Sobera en Consumidores y como opción weekend del carrusel de reportajes en vivo, Adela vuelve a ser considerada como un valor seguro.

Una rectificación tardía, pero estimable. Si Euskadi directo buscaba, cuando nació torcido, la cercanía emocional con la gente, lo hizo todo al revés dando un rodeo. Un espacio como ese debía acudir a su cita a la hora oportuna. Eligió el mediodía, el momento equivocado, cuando la vida no está sentada sino en marcha. Escogió el tono invasivo del vendedor que llama a la puerta, en vez del encuentro con amigos. Y optó por una imagen extraña, una cuña gubernamental, que era como llevar a la niña de El exorcista a anunciar Kinder Sorpresa. Consecuencia: audiencia mínima con el máximo coste. Euskadi directo es el clásico experimento realizado con champán y pagado a cobro revertido. Hasta que, por fin, han entendido que es un programa de tarde necesitado de credibilidad real y amabilidad sincera, lo que ya tenían en casa. A Adela le toca ahora, de lunes a viernes, cambiar el corazón a este producto fundido.

Algunos piensan que ya es tarde para remediar el cáncer de ETB, porque la metástasis reside en la cabeza. Yo no creo en esa fatalidad y confío en los nombres de siempre para que sobreviva, año y medio más, al tumor PSE+PP. Seguir rectificando y alguna dimisión rápida ayudarían a esta ilusión. La que hoy empieza se llama Adela.