'Save the fachas'
UNA cadena de televisión es una causa solidaria, como Cáritas o Unicef? ¿Es aceptable que requiera dinero a sus espectadores, siendo una empresa con ánimo de lucro y no una oenegé? Desde hace un par de semanas Intereconomía, que confunde la audacia con la temeridad, viene pidiendo donativos a la gente para compensar su precaria cuenta de resultados, con la excusa de ser objeto de continuas agresiones del Gobierno Zapatero, a saber, una multa impugnada por los tribunales y la resintonización obligada de su canal que también ha afectado a otras emisoras. Dicen en Intereconomía, para justificarse, que la solicitud de apoyo pecuniario privado es práctica habitual en Estados Unidos, patria de la liberalidad. Lo que callan es que los medios americanos que aceptan donaciones para su sostenimiento son cadenas ideológicas pertenecientes a grupos religiosos extremistas y organizaciones ultraconservadoras que, al igual que la cadena del toro, se nutren de la agitación, el miedo y la paranoia.
Si una televisión acude a la caridad popular ya no es empresa que se curra la audiencia y los anuncios, sino una bandera o movimiento, un designio paroxístico, un proyecto salvador para su triunfo o su tragedia; una religión, en suma. Por eso, Intereconomía vive en estado permanente de tertulia, con cuádruple ración de opinión sectaria y mínima porción informativa, tras lo cual lo normal es apelar al bolsillo de los fieles, de la misma manera que en misa se pasa el cepillo después de la homilía.
En la otra esquina del escenario mediático, La Sexta -que no le pide dinero al pueblo, sino al Gobierno- ha emprendido una contracampaña con el sarcástico lema de Save the fachas y una divertida cuestación pública, hucha en mano, en barrios ricos y pobres con destino a la cadena de la ultraderecha, que se ha tomado a mal la parodia. Ahí está la gran diferencia de esta historia: lo que para muchos es motivo de risa y mofa, para unos pocos es algo muy serio y trascendente. Por alguna razón, la risa siempre está del lado de la libertad.