Desesperados
LA desesperación es un estado de profunda impotencia, un sentimiento de rendición por no saber qué hacer después de haber fracasado en todo. A esta circunstancia de bloqueo han llegado Surio y su equipo por la inadmisión de su derrota estratégica, fruto del desquite político, y por su torpeza en el diseño de una programación alternativa. En esta situación un experto en marketing recomendaría un rápido regreso a posiciones anteriores con nuevas caras, acompañado de un pacto de afecto y reconciliación con los clientes perdidos. Como hizo Coca-Cola tras el fiasco de Coke en los ochenta: dar un paso atrás y recuperar la identidad de marca. Las oportunidades se ganan por nobleza. Y es que el fracaso solo existe si tras el error no se rectifica.
Por desesperación, en la tele como en el amor, se hacen cosas temerarias. En Consumidores han subvertido la naturaleza del programa hasta transformarlo en una superficial tertulia -una Noria o un Sálvame con envoltura de servicio público- en la que caben asuntos facilones y recurrentes como el sexo en la tercera edad. Así, por el desesperado anhelo de recuperar una pizca de audiencia, el sexo es reducido a artículo de consumo. El resultado, desesperante: 5,4% de espectadores el pasado miércoles. No lo entienden: ETB necesita un giro hacia sí mismo, un reencuentro con su singularidad y no un plagio de Telecinco.
Se ha lanzado una orden desesperada de subir las audiencias a cualquier precio en todos los programas. Es una prioridad gubernamental. Al espacio de las tardes Ni más ni menos, con un liliputiense 7%, esta presión lo está llevando al caos conceptual y al desbarajuste temático. Lo mismo ocurre en Vaya semanita que con registros del 6% apura sus últimas oportunidades de supervivencia, en tanto que los teleberris se asoman al abismo del descrédito absoluto. Esta es una televisión a la desesperada, en huida hacia adelante y en la que solo funciona la parte de la herencia no malversada: El Conquistador y La noche de… Lo demás está menguando al compás de la revancha.