Fútbol en huelga
los domingos sin fútbol son días extraños para millones de personas, jornadas tediosas sin el aliciente de los goles y el resultado de sus equipos del alma. El fútbol, ya se sabe, llena muchos vacíos y consuela males existenciales. El caso es que la LFP, patronal de los clubes de élite, ha convocado para el próximo fin de semana, 2 y 3 de abril, huelga de botas caídas a la que se oponen Athletic y Real Sociedad. El argumento del paro tiene que ver con la televisión, pues la tele es el más grande de los estadios: cada domingo acuden a los campos de Primera División menos de trescientas mil personas, mientras que los sábados ven el partido gratis más de tres millones de espectadores.
Lo que exige la LFP es la supresión de la obligatoriedad de emitir un partido en abierto cada jornada y mayor participación en los beneficios de las apuestas. Dicho de otra forma: quien quiera disfrutar del fútbol que pague su entrada o compre el derecho de visión en la pantalla de su casa. Pero la huelga no va contra Zapatero, a quien competería reformar la reciente Ley General Audiovisual, que asumió el precepto de la famosa Ley Cascos de retransmitir un partido semanal para todos. Va contra los que no pueden permitirse ir a los estadios y mucho menos suscribirse a una plataforma de televisión de pago. Una huelga de ricos contra los pobres.
El chantaje del cierre patronal está en que el Gobierno será percibido como el culpable de que millones de ciudadanos se queden sin el alimento vital del balompié. Y eso, en vísperas electorales, es más peligroso que la amenaza del rescate financiero por el Eurogrupo. Zapatero, al borde del naufragio, cederá ante la Liga para que todos salgamos perdiendo. Tranquilos. Algún día explotará la burbuja del fútbol, vinculada a los sobreprecios que la televisión paga por los partidos: estas cuentas irreales derrumbarán el negocio audiovisual que arrastrará en su caída a los clubes profesionales. Hemos visto caer constructoras, bancos y cajas: veremos caer también el ídolo de barro futbolero.