Korta & Juanito
La confusión de géneros define la crisis de la televisión actual. Los informativos asumen contenidos frívolos, los debates se convierten en espectáculo y la publicidad se revuelve con las noticias, de forma que el espectador no percibe la diferencia entre lo auténtico y lo postizo. En el arte -y en la gastronomía- las combinaciones pueden tener sentido (El Quijote es una novela moral construida con humor y sátira) a condición de que la mezcla resulte un prodigio creativo. Una cosa es la aleación y otra el batiburrillo. El programa de ETB de mayor éxito, El conquistador del fin del mundo, heredado y no creado por Surio, también ha traspasado la frontera de su género y, para exasperar las rivalidades de los contendientes más allá de su dinámica natural, ha optado por la macedonia de reality y sainete.
La escenografía consiste en que sus dos estrellas, Korta y Juanito, exageran sus caracteres excéntricos y sobreactúan con conductas incorrectas -como llamar beltza a una concursante negra- y con un lenguaje soez en el que abundan las blasfemias para provocar una atención añadida en la audiencia y activar comportamientos hostiles en los concursantes. Korta y Juanito ya son el dúo Pimpinela de la tele, dos pésimos actores al servicio de una ceremonia circense que desvirtúa el alma del programa.
Lo esencial de El Conquistador no son las pruebas de resistencia física, sino la representación psicológica de hombres y mujeres en situaciones adversas, porque las personas nos retratamos en circunstancias críticas. Pero si el formato deriva en un esperpento de caña y bronca prefabricadas, mejor nos entretenemos con Aída, comedia genuina. ¿Quién escribe los diálogos de esta pareja?
La televisión esquizofreniza, es decir, disocia la personalidad de quienes son seducidos por la notoriedad de su fama. Korta y Juanito ya eran dos seres excesivos; pero ahora se tornan histriónicos por exigencias del guión y se mofan como bufones con máscaras nuevas. El Conquistador morirá contagiado por el espíritu de la comedia. Goian bego.