Trece y amarillo
HAY un nuevo vecino en el barrio de la tele. Se llama 13TV y no cree en la mala suerte ni en la maldición de los colores al adoptar el amarillo como color corporativo. Se le espera para finales de mes y deberá resolver la contradicción entre su ambición generalista y una programación condicionada por su ideología conservadora e inequívocamente católica. ¿Un clon de Intereconomía? No, un clon de la Cope, el grupo mediático de la Conferencia Episcopal que participa en el accionariado para situar a escala estatal la televisión oficial de la Iglesia. Las piezas de la operación encajan. Por un lado, la Cope gira hacia la moderación con la salida de Jiménez Losantos y la simultánea entrada de Sáenz de Buruaga a los informativos y los fichajes deportivos procedentes de la Ser. Y por otro, El Mundo renueva su cúpula audiovisual y cede a 13TV una de sus frecuencias, con lo que Pedrojota, tan cínico como ateo, firma una alianza estratégica con los obispos cuyo fruto es la nueva tele amarilla. Tengo la duda de si el amarillo de 13TV es por su inspiración vaticanista o por su eventual línea editorial ultra.
En apariencia, 13TV es una alternativa menos facha que Intereconomía, doctrinalmente del Opus Dei y políticamente aznarista. Y aunque compitan en el mercado de la derecha se van a solapar, porque es innegable que unos y otros tienen como horizonte las elecciones de 2011 y 2012 y su objetivo es contribuir mediáticamente a la conquista del poder por el PP y esperar después sus respectivas recompensas: para Pedrojota la tutela sociopolítica del Gobierno de Rajoy y para los obispos la cruzada de la recuperación moral. A Alfredo Urdaci le han encomendado con un informativo diario la tarea patriótica de salvar España de socialistas y separatistas, al igual que a José Luis Uribarri, un jurásico de la tele, le han pedido saciar de nostalgia a los mayores con un programa de cine clásico. Quizás lo logren, pero lo que no podrán es que la gente cambie del rosa del cotilleo al amarillo de la misa diaria y el Ángelus.