López dice tacos
fUIMOS pocos los que vimos por televisión el debate de Política General que tuvo lugar en el Parlamento Vasco el pasado jueves, 23 de septiembre, fecha marcada en mi corazón por ser el aniversario de la muerte de Pablo Neruda, ocurrida en el fatídico 1973. Entre las cinco horas de aburrimiento y una retransmisión deplorable pude anotar algunos significativos detalles. Cómo el euskera de López, tan cicatero que sólo pronunció siete frasecitas acentuadas como lo haría un vecino de Toledo. Por el contrario, Aintzane Ezenarro, cada día mejor oradora, hizo su discurso inicial exclusivamente en euskera, mientras que Egibar pasaba de un idioma a otro con naturalidad. El portavoz jeltzale, el único que no leyó su intervención, rescató a sus señorías del sopor con divertidas ironías, como la referida a las audiencias menguantes de nuestra televisión pública: "Etebe será pronto Ete-no-ve". Genial.
A falta de otros argumentos, a López se le escaparon tres tacos: dos veces coño y una vez acojona. ¿Se le colaron o fue un intento de adoptar una pose popular, al estilo de Pérez-Reverte, cuyos tacos celebran sus lectores? Creo que no fueron palabras espontáneas y que las soltó influenciado por el recuerdo del diputado Labordeta, a quien implícitamente mencionó López. Su desliz estuvo más en la torpeza en el uso del exabrupto que en la vulgaridad propia del mismo, porque también en esto hay que saber calcular la oportunidad y el tono. Los tacos sonaron extemporáneos y sin gracia como prueba de su artificio.
López exhibió gafas nuevas. Las que ahora lleva tienen patillas anchas de pasta rojiza, como el puente de las lentes: un diseño para una apariencia más madura. El mal ajuste de sus gafas, el continuo frotamiento de la nariz, el rictus labial con el que acompaña sus dichos enfáticos, sus tics hiperactivos con los micrófonos y con un pequeño objeto (¿algún fetiche?) sobre el atril y el atroz nudo de su corbata mostraron las otras fealdades de López, que deberán corregir sus asesores de imagen. Les compadezco.