CUATRO y Fox van a emitir los dos últimos capítulos de Perdidos el domingo 23 de mayo, a la vez que en Estados Unidos. Esto de "a la vez" no significa sólo el mismo día, sino que quiere decir también a la misma hora: a partir de las cinco de la mañana, ya el lunes. Además no conviene poner el televisor con sueño porque estos dos episodios se ofrecerán en versión original subtitulada y, ¡atención! los episodios 17 y 18 que cerrarán (o no) seis años de intríngulis van a tener una dificultad añadida para todos los espectadores que se limitan a verlos en televisión y no los descargan compulsivamente de internet. El problema no es una bobada y si las dos cadenas citadas, la roja y la naranja, no hacen nada, resultará que sus espectadores se darán el madrugón sin haber visto el capítulo 16, que según están las cosas se emitiría después. Las alternativas son sólo tres: una, bajarlo de la Red; dos, grabar el final y esperar a ver el antepenúltimo capítulo; y tres, verlos desordenados porque ya total no hay quien se aclare. Por si todo esto era poco jolgorio, ayer se supo que los productores de la serie han pedido a la cadena que la emite en Estados Unidos, la ABC, que les conceda media hora extra "porque necesitaban más tiempo para poder contar todo lo que querían". En una concesión absolutamente insólita, la cadena va a modificar su programación, lo que afectará a tres programas que no tienen ninguna culpa de la empanada que arrastran guionistas y productores, que han matado la gallina de los huevos de oro a fuerza de explotarla. ¡Ahora resulta que les falta tiempo para aclarar el galimatías que han montado! Al final va a resultar que de tanto preguntarnos por el oso nos ha cogido el toro... A mí no me importa nada cómo acaba Perdidos (sólo quiero que de verdad acabe), ni quiero que hagan una película. A estas alturas ya sólo aspiro a que nadie estropee los recuerdos: aquel momento que ya es historia de la televisión en el que unos náufragos consiguieron abrir una escotilla. Y se deslizaron hacia el absurdo...