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Libertad, ¿qué libertad?

Corría el sábado 27 de septiembre de 1975 en el que tuvieron lugar las últimas ejecuciones en España. Con motivo del quincuagésimo aniversario de dicha efeméride, se ha suscitado una perversa y falsa polémica; algún partido político y asociaciones que gravitan en su órbita nos presentan en concreto a dos de los cinco fusilados como luchadores, mártires por la libertad de la que ellos fueron su brisa. Esos individuos trataron de instaurar un régimen marxista leninista, una Albania de la época a orillas del mar Cantábrico; tenían un concepto muy sui géneris de la libertad, pretendían derrocar una llamada democracia orgánica para imponer por la fuerza una democracia popular. Recuerdo a un político español que fue a visitar a Lenin y en un momento determinado le preguntó dónde estaba la libertad, a lo que Vladímir Ilich Ulianov alias Lenin, le respondió: ‘¿Libertad, libertad para qué?’. Nadie puede dudar de la sinceridad del líder soviético. La auténtica libertad implica pensar lo que se quiere y decir lo que se piensa; ni Paredes Manot, Otaegui, tampoco los otros tres ajusticiados defendían eso. Su concepto de la libertad era el de los tovariches Lenin y Stalin; no publicarían estas reflexiones y su escritor, como mal menor, ingresaría en prisión tildado como enemigo del pueblo.