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Sobre la dana y los incendios

Al margen de la nefasta y caótica gestión llevada a cabo ante la DANA de Valencia en el otoño de 2024 y los incendios de Castilla y León de este verano, hay un par de hechos que no deberían pasar desapercibidos. Este tipo de desastres naturales requieren, según los entendidos, de medidas concretas para su prevención, así como de respuestas lo más eficientes posibles para evitar el mayor daño posible. Para regocijo de PP y Vox, la Unidad Valenciana de Emergencias fue cerrada unos meses antes de que la riada del barranco del Poyo ocasionara la ingente cantidad de daños materiales y personales ya conocida. En Castilla y León, los mismos partidos se opusieron hasta en treinta y cinco ocasiones a la aprobación de una ley para la prevención y extinción de incendios porque, al parecer, destinar los fondos a la promoción de los toros resultaba más provechoso. Es obvio que la manera de abordar éstas y otras crisis de índole natural depende del punto de vista ideológico desde el que se mire: la actitud de unos se dirige a evitarlas y mitigarlas, mientras que otros solo se preocupan por satisfacer los intereses de unos pocos, cargando su responsabilidad en espaldas ajenas.