Cuando veo un cuadro me ocurren cosas extrañas: veo los borradores antes de empezarlo a pintar. Me pasa con todos, pero especialmente con lo que más me gustan: los girasoles de Vincent Van Gogh, por ejemplo. Veo a ese chiflado atormentado, arremangado y sudando ante un lienzo en blanco dando brochazos amarillos con una pasión furiosa que nos se aguanta, sudando la gota gorda, temblando, porque hay que estar algo así para conseguir llenar y corregir un cuadro con pinceles, matizando de esa manera un simple manojo de girasoles ardientes.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
