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Estados fallidos por unas u otras razones

Siempre me ha parecido que una afición entretenida y didáctica es observar y estudiar los mapas, que han ido cambiando, claro. Es curioso y se aprende mucho al leerlos cronológicamente y ver cómo las naciones, los países, han evolucionado e incluso desaparecido a lo largo de la historia por unas u otras razones. Estados que fueron creados artificialmente, literalmente, gracias al uso de la regla y el cartabón por las otrora potencias coloniales que obviaron lenguas, creencias religiosas, etnias, etc., y lo único que consiguieron fue que se desgarraran en luchas intestinas y odios cainitas que perduran incluso en muchos casos a día de hoy. Estados fallidos, también los germinados por la corrupción política, criminalidad, terrorismo y narcotráfico que campan a sus anchas conformando un estado dentro de otro; las guerras, por supuesto, han desgajado imperios que implosionaron dando a luz a naciones con minorías que diferían por motivos varios del nuevo estado, convirtiéndose tanto unos como otros en entes fallidos. Haití, Libia, Yemen, El Líbano y un largo etcétera son ejemplos ilustrativos y sangrantes: razones como la pobreza extrema, hiperinflación, colapso en el suministro de los servicios más básicos, terrorismo, y donde el control físico del territorio y la seguridad de la población brillan por su ausencia. Esa amalgama de factores los han convertido en un auténtico sindiós del que somos testigos gracias a los noticiarios. Intereses espúrios, a veces también provenientes desde el exterior, azuzan a los estados manejándolos a su antojo cual marionetas. Una pena.