“Lo siento mucho, me he equivocado, no se volverá a cantar”. El alcalde de Vita (Ávila), Antonio Martín Hernández, ha pedido disculpas (al modo emérito cuando se publicó una foto de su elefante-trofeo) por haber canturreado durante las fiestas del pueblo, una tonadilla que describe la violación de una niña. Le hacía dúo un segundo individuo, y ambos arengaban a los concurrentes con la clásica borrachuza frase: “Qué sosos estáis, ponedle más energía…” a la par que animaban a sumarse a la ignominia. Dado que soy de vómito fácil, no reproduciré la letra de los apologistas de la pederastia. El alcalde dice que es una canción popular y tradicional en las fiestas de su pueblo, y hasta puede que a alguien le haga gracia. La Ramona de Esteso también produce el mismo efecto. A mí no me hace ninguna. Asco sí, infinito… Son residuos, algunos reciclados en servidores públicos y costeados con el dinero de todos, de una etapa muy fúnebre donde la sumisión de la mujer en España era considerada tan natural y razonable, como la esclavitud en otros… Más que una tradición, diríase que a don Martín y colegas les gustan ciertas tonadillas machirulas. La desunión de los colectivos progresistas ayuda bien poco a la extinción de esta epidemia. “Para que el mal triunfe, solo se necesita que los buenos no hagan nada”. Cuidado…