Hace unos días ha tenido lugar el primer debate entre los aspirantes a ganar la Casa Blanca el próximo mes de noviembre; entre ambos suman 149 años de edad; veteranos pata negra. Son antagónicos en la mayoría de los asuntos salvo en el respeto y honra al himno y a The Stars and Stripes, su bandera. En este primer combate, el animal que representa a los demócratas, el burro, ha salido noqueado, aunque a decir verdad, ya lo estaba antes de empezar: inseguro, apocado, lánguido y alicaído, incapaz de cocear ni como defensa y mucho menos como ataque. Sus rebuznos apenas eran audibles y lo único positivo fue su testarudez. Por contra, el elefante, animal de los republicanos, barritaba con estruendo, un proboscidio exultante con su amenazante trompa, seguro de sí mismo que desde el primer momento acorraló al asno. Recordemos que el elefante ya fue usado por persas, macedonios y cartagineses, como animal de guerra. ¿Qué sucederá en el segundo debate? Dudo mucho que el elefante se amilane y el burro salga eufórico, los años le han dejado su impronta sobre todo a nivel mental.
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